Última Oportunidad
En lo que parece ser un golpe de suerte para ambos, dos adultos mayores se conocen a través de una página de citas y tienen un encuentro durante el que conectan inmediatamente. Cada cual con su pasado a cuestas, Roy (Ian McKellen) y Betty (Helen Mirren) entablan una relación de compañerismo que parece ser bastante desigual, cuando queda claro que él lleva una doble vida como estafador junto a un cómplice que se hace pasar por inversionista y banquero.
Para sostener esa pantalla Roy se convierte en dos personas muy diferentes, pudiendo ser un anciano cariñoso en casa y un matón decidido cuando se trata de negocios, experto en el engaño y la manipulación pero capaz de llegar a la violencia cuando es necesario.
Betty lo deja entrar en su vida para compartir su soledad con alguien que parece tener mucho en común. Solo su nieto desconfía inicialmente de sus buenas intenciones, algo de lo que ni siquiera Roy parece estar completamente convencido.
De Londres a Berlín
La trama de El Buen Mentirososostiene un buen ritmo y tiene algunos giros que -aunque puedan ser previsibles- están bien puestos. Como gran parte de la historia está contada desde la perspectiva de Roy, hay cierto desbalance entre el desarrollo de ambos personajes, y el conflicto pierde fuerza al no tener un antagonismo real con nadie ni profundizar en sus dudas internas.
Mientras que él claramente tiene un plan y metas que cumplir, Betty permanece en su rol de víctima ingenua sin nunca cuestionar abiertamente esas intenciones, las cuales aunque son evidentes no se menciona. Tampoco se expone realmente lo que pasa por la mente de ninguno de los dos, resultando que todo sea mucho más chato de lo que podría parecer a primera vista.
El conflicto no llega desde el costado criminal de Roy ni del trabajo que está llevando adelante en paralelo a su relación con Betty, por lo que nunca se siente en peligro en ninguno de los frentes que maneja, ni siquiera cuando sus planes encuentran algún escollo obligándolo a improvisar o incluso confrontar con sus rivales.
Es por esto que si algo sostiene aEl Buen Mentiroso es el trabajo de sus protagonistas, que cuentan con suficiente oficio como para ponerse al hombro un guion sin grandes fallas pero con muy poco brillo, llevado adelante por un director que aunque tiene una carrera considerable, es tan variada y despareja que es difícil encontrarle un estilo propio definido.
Todo se mantiene dentro del rango de la corrección y no se le pueden remarcar defectos importantes, pero al mismo tiempo es tan genérica que tampoco se le pueden destacar mayores aciertos por fuera de la selección de un elenco estelar que nunca termina de acomodarse del todo dentro de sus lugares.