Hay dos elementos que terminan por trascender en el título de la película más reciente de Fernando Krichmar y el grupo de cine Insurgente que se estrena esta semana en el Gaumont.
Por un lado, una profunda preocupación por la representación de lo real a través del cine, por el otro, o bien pegado a él, el sentido de transformación del proceso revolucionario que llevó a la victoria de la Revolución Cubana.
El camino de Santiago, refiere al camino de Santiago Alvarez, documentalista, pionero del ICAIC y del cine insurgente de los 60. No existen uno sin el otro, el cine sin la revolución y viceversa porque el cine no es otra cosa que revolucionario. Marzo 1959, apenas ganada la revolución cubana, Julio García Espinosa, Alfredo Guevara y Santiago Álvarez fundan el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) .
Desde hace mas de 10 años, en Argentina el grupo Cine Insurgente retoma las experiencias colectivas iniciadas por Fernando Birri en la Escuela de cine de Santa Fe, y más adelante por el grupo de cine Liberación y el grupo de cine de la base de Raymundo Gleyzer. Siendo coherente con ese principio, el documental se propone la realización de otro documental, en homenaje a Alvarez, realizado por jóvenes estudiantes de cine asesorados por los veteranos del ICAIC: en tres días la idea es hacer un corto homenaje al estilo Santiago Alvarez cubriendo la marcha del 1° de mayo. Lecciones de realización y montaje dentro del proceso del documental.
Enorme contribución la del cine cubano que elige crear en estado de necesidad antes que en estado de gracia, (tremenda frase de Fernando Birri que testimonia en el film) y que propone un giro en la concepción de la relación entre estética y política. Claramente ejemplificados los principios de este uso del cine, la pelicula elige dos ejemplos: el de las persianas arrumbadas en un depósito cuyo origen se desconoce y cuyos fabricantes son entrevistados por los periodistas del noticiero de modo de pensar en un posible uso futuro y el caso del mal servicio de unas cafeterías en la ruta a Santa Clara que va a ser investigado hasta revertir la situacion. Soluciones pragmáticas para la vida cotidiana de los cubanos: “criticar para ayudar a cambiar” aparece en unos de los famosos elementos gráficos de los films del ICAIC.
“Hago cine porque hay imperialismo” dice Santiago Alvarez para ello: un montaje asociativo donde la música da espacio a los jóvenes de la Nueva Trova (imperdibles los registros de un jovencísimo Silvio Rodriguez) donde el texto juega con la imagen, un estilo único que es convocado por Krichmar y su cine insurgente en uno de los grandes documentales de esta época.
Share this: