Un camino al corazón
Se puede tornar difícil comenzar a ver un film como éste, con prejuicios, pensando que es una manera más de vender un producto valorado como el vino. Prejuicio que en el trascurso de los minutos desaparece y permite meterse en la historia y en todo el trabajo que existe dentro de una botella.
El film pone a dos protagonistas en primer plano, uno el esfuerzo y dedicación detrás del vino y otro en Charlie Arturaola, un gran sommelier que en medio del prestigioso evento Masters of Food and Wine, en Mendoza pierde su don: El Paladar.
Con básicos elementos cinematográficos, el realizador Nicolás Carreras (un amante del vino) logra generar un camino directo a las raíces del vino, pasando por la tierra, el cuidado, el inmaculado trabajo de la vid y los más profundos secretos de elaboración. Ya que Charlie, en esta intensa búsqueda por recuperar su herramienta de trabajo, recorrerá todos los famosos y tradicionales viñedos del país, e incluso los muy pequeños y familiares, pensando que encontrar el mejor vino es la ayuda que necesita para volver a sentir ese magnifico sabor en su paladar.
Carreras supo caracterizar a este incansable sommelier con todos los vértices que puede tener el ser humano en momentos de supervivencia, pasando por la mentira, el robo, la ayuda de sus amigos (entre ellos Donato de Santis), la de sus conocidos bodegueros, hasta su diminuto núcleo familiar.
El Camino del Vino es mucho más profundo de lo que parece, no sólo se mete en la raíz de la vid para descubrir el sabor de un producto único, sino también en los sentimientos de un Charlie que busca recuperar su paladar y su lugar en el mundo.