El sommelier que perdió el paladar
¿Qué le pasa a un experto en vinos, a un sommelier cuando pierde la capacidad de degustar la bebida que le da sentido a su vida? ¿Qué sucede cuando un especialista en catas no puede hacer uso de su paladar? De la misma manera que si un bailarín dejara de tener sensibilidad en las piernas, el experto Charlie Arturarola un buen día nota que no puede saborear los vinos que le dan a probar, que perdió el toque, el talento que lo caracterizaba. En medio de una crisis que le hace pensar si su lugar en el mundo sigue siendo el mismo que él creía, el sommelier antihéroe decide emprender la ruta que lo lleve a recuperar el oficio, a hacer resucitar a su paladar desaparecido.
Un sommelier en apuros
Un sommelier en apuros
El debutante realizador Nicolás Carreras presenta una película única, no solo porque apuesta por contar una historia nada convencional para las estructuras a las que suele apelar el cine argentino, sino porque además lo hace desde un lugar de profunda originalidad, echando mano a lo que podría definirse como neorrealismo a la argentina. Charlie Artuarola es un reputado sommelier, los personajes que aparecen a lo largo del film (su esposa y el cocinero Donato De Santis, Michel Roland, Jean Bousquet, entre otros) también hacen de si mismos pero dentro de la ficción que sirve como marco.
El film juega con algunas puntas del cine de suspenso, lo que la convierte en una pieza de trabajo fino, con pequeños elementos que al comienzo del relato dan pistas sobre lo que vendrá. El fatídico momento en que nuestro protagonista nota que "perdió" el paladar es nada menos que en medio del Masters of Food and Wine, evento que se realiza anualmente en Mendoza.
¿Qué debe hacer el experto? ¿Dar inicio a una farsa o confesar que no puede dar opinión? Más cerca de lo segundo que de lo primero, Charlie inicia un derrotero complejo y casi inabarcable en el que busca probar los mejores vinos del país para así "reeducar" a su malogrado paladar. "Dame a probar tu mejor vino", le dice a los responsables de las mejores bodegas del país.
El camino del vino es un camino al redescubrimiento del oficio pero también del placer y el gusto por vivir como uno se propuso vivir. Carreras, que confirma la idea de que las nuevas generaciones de cineastas con apellido ilustre han logrado pequeñas proezas que elevan por mucho la calidad promedio de sus antecesores; allí están esos otros dos ejemplos, Luis Ortega y Armando Bo Jr. como ejemplos. En ese punto, estamos ante un película que, nada menos, aporta uno de los títulos más interesantes del cine local en 2012. Salud.