Vino para quedarse
Este curioso falso documental de Nicolás Carreras tiene una estructura compleja que engaña los sentidos pero termina dejando un buen sabor.
Charlie Arturaola es un prestigioso sommelier uruguayo, una celebridad en el mundo del vino que vive en Estados Unidos y viene a Mendoza a participar de un evento, allí se cruza con varios personajes reales de ese mundo, como el enólogo Michel Rolland y el chef Donato De Santis, que aporta su simpatía habitual y algunas notas de madera con su actuación. Con estos elementos, más propios de un programa de cable, Carreras construye su propia historia y sorprende con una trama que muy pronto da un giro inesperado. Charlie descubre que está perdiendo su sentido del gusto al punto de ya no llegar a diferenciar un varietal de otro. Toda la película termina siendo un camino hacia la recuperación de ese paladar perdido, camino que cruza visitas a bodegas reales (en donde el protagonista apela a toda clase de mentiras para poder probar los mejores vinos) con su propia historia familiar hasta borrar cualquier límite entre documental y ficción. Hay momentos que funcionan mejor que otros pero la originalidad de la propuesta termina imponiéndose como un buen cabernet.