Es complicadísima la tarea de realizar documentales de divulgación científica, y mucho más cuando el proyecto es imaginado para exhibirse en un espacio particular y concreto, como lo fue el origen de El camino eterno, la nueva película del realizador platense Hernán Moyano, quien logra, con creces, superar ambas tareas.
Enfocándose en Sergio Montúfar Codoñer, un astrofotógrafo de origen guatemalteco, Moyano acompaña a este buen hombre a través de los observatorios astronómicos de La Plata, Córdoba y San Juan en los que ejemplifica la titánica tarea de capturar la esencia de esa tarea, contrastando los paisajes citadinos con la inmensidad en donde la astronomía puede realizar sus investigaciones.
Una cuidada y bella fotografía, que realza los colores naturales capturados, y el silencio, cuando es necesario, para reforzar ideas, permiten, a lo largo de la narración, empequeñecer a los espectadores ante la inmensidad de ese universo sobre el cual aún hoy no tenemos respuestas.
Que una película como El camino eterno llegue a las salas tradicionales, es una celebración, porque permite viajar en un espacio diferente para el cual había sido imaginado el proyecto, favoreciendo la divulgación científica en otros ámbitos, pero también logrando el entretenimiento.
Moyano afirma su habilidad como impulsor de proyectos audiovisuales con esta película, y más allá que su camino, eterno, está asociado al cine de género, se recibe con gratitud este paso por el documental, en el cual, esperemos que pronto, se anime a dar nuevos pasos.