Se luce Martin Sheen en luminosa historia
Ya sea para contar la historia de dos pornógrafos o para homenajear al Camino de Santiago de Compostela, está claro que, como director, Emilio Estevez se preocupa por integrar a la familia en cualquier argumento. En este último caso la idea del film surgió justamente de la experiencia de su padre, Martin Sheen, y su hijo Taylor Estevez, recorriendo juntos «El camino». Su padre le sugirió que tal experiencia era buen material para un documental, pero el actor de «Repo Man» optó por convertirla en una película de ficción.
«El camino» es una muy lograda comedia dramática inspiracional, con imágenes deslumbrantes y momentos muy divertidos, y tal vez lo mejor que tiene es ese espíritu del auténtico cine independiente capaz de contar una historia con el corazón y la cabeza por igual, sin llegar nunca a resultar demasiado complicada, ni mucho menos pretenciosa.
Martin Sheen interpreta a un oftalmólogo de California que tiene la penosa tarea de ir a buscar a Francia los restos de su hijo (Emilio Estevez, desde luego), accidentado en la primera etapa del Camino de Santiago. Una vez en Francia, y sin saber bien qué hacer, el protagonista decide cremar el cadáver de su hijo para ir caminando hasta Santiago de Compostela dejando las cenizas a lo largo del periplo.
Cada peregrino tiene sus razones ocultas para enfrentar «El Camino», y sin duda las del protagonista están entre las más extrañas, pero a lo largo de su ruta se va encontrando con varios personajes que tienen otros motivos, aunque a veces no los expresen, o los ocultan detrás de un pretexto más bien pedestre como dejar de fumar. El permanente encuentro con personajes de todo tipo es lo que, como en toda «road movie», enriquece especialmente esta película con grandes actuaciones, empezando por la de Sheen, y siguiendo con los tres amigos con los que termina llegando a Santiago de Compostela: Deborah Kara Unger, Yurick van Wageningen, y un especialmente divertido James Nesbitt. Ángela Molina y Thecky Karyo también tienen sus buenos momentos entre varios personajes con los que se relaciona este peregrino por accidente.
La excelente música y las hermosísimas imágenes ayudan a terminar de redondear esta gran película, totalmente distinta de cualquier cosa a la que el espectador pueda estar acostumbrado. Y casi al final, las impresionantes imágenes casi documentales en la catedral de Santiago de Compostela justifican por sí mismas la visión de esta sorprendente «El camino».