Una buena semana en la cartelera argentina para la familia Sheen.
Martin se destaca como el tío Ben en la nueva película de Spiderman y también sobresale en un proyecto de su hijo Emilio Estévez, quien dirigió El Camino.
Es impresionante la madurez que cobró la carrera de Emilio, quien fue una figura realmente grosa en la década del ´80.
Junto a otros artistas como Robert Downey Jr, Demi Moore, Rob Lowe, Judd Nelson y Andrew McCarthy, entre otros, formó parte del famoso Brat Pack, que fueron actores que trabajaron juntos en algunas de las comedias más importantes y taquilleras de aquellos años.
Me refiero a títulos como El Club de los cinco o St. Elmos Fire que hoy son clásicos del cine norteamericano.
A diferencia de su colega y hermano Charlie Sheen, Emilio logró llevar una carrera alejada de los escándalos y desde joven incursionó en la dirección con producciones independientes de bajo presupuesto como Wisdom (con Demi Moore) y Hombres Trabajando (Charlie Sheen) que terminaron directo en video.
Hace un tiempo tuvo su reconocimiento como realizador con Bobby que no llegó a estrenarse en Argentina.
Esta semana, en lo que representa un auténtico milagro del mundo de la distribución, se estrena en los cines locales El Camino que es la película más madura y lograda de Emilio Estévez como realizador.
Otra vez volvió a trabajar con su padre a quien ya había dirigido en The war at home, de 1996, que hasta ese momento era su mejor trabajo detrás de las cámaras.
Su nueva producción es una road movie que tiene como principal protagonista al famoso Camino de Santiago de Compostela, un histórico peregrinaje católico ubicado en España, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago.
Martin Sheen llega a Europa para recuperar el cuerpo de su hijo fallecido quien planeaba hacer el famoso recorrido y en el lugar decide cremar sus restos y emprender el viaje que el joven se había propuesto concretar.
Esto lleva al protagonista a encontrarse con otros grupos de peregrinos que también llegaron a ese lugar con sus propios dramas y entre todos emprenden una travesía que los termina transformando a nivel personal.
El camino no es una película religiosa, sino espiritual, que no es lo mismo, y se destaca por su honestidad y realismo con el que se trabaja la historia de cada personaje.
Toda la experiencia de lo que deber ser hacer ese recorrido está muy bien retratada y el director muestras las dificultades y camaradería que se gesta entre los viajeros de distintas nacionalidades que llegan a España para vivir esa travesía.
La historia llega al corazón del espectador porque el director narra una historia sencilla sobre el viaje interior de un hombre al que la trama nos permite conocer y acompañar en su experiencia.
Cabe destacar el logro como realizador de Emilio Estévez que logró filmar escenas en el interior de la catedral de Santiago, algo que no pudo hacer ningún otro realizador, al menos en el cine de ficción.
Muy buena película para tener en cuenta.