Los espectros se demoran demasiado
En el prólogo de "The canal", Rupert Evans le explica a un grupo de escolares que les va a proyectar films de fines del siglo XIX, con gente que está muerta hace rato, por lo que podrían ser considerados fantasmas. El protagonista, un archivista de films primitivos, descubre que el chiste se le vuelve en contra cuando le llegan a su cinemateca varios films policiales de 1902 en los que se ve su propia casa como escena de un crimen.
A partir de ese descubrimiento, el archivista empieza a tener horribles pesadillas y peores alucinaciones, siempre alrededor de su casa y de las aguas del canal hidráulico alrededor del cual se cometieron muchos crímenes a lo largo de las décadas.
Esta producción irlandesa está bien filmada y parte de una buena idea, pero su principal problema es que se toma demasiado en serio una historia que, con distintas variantes, se ha visto muchas veces. Por otro lado, el ritmo es bastante moroso, y sólo de vez en cuando aparece alguna escena terrorífica realmente eficaz. Recién hacia los ultimos veinte minutos finales se elabora debidamente la relación entre el cine y los espectros, pero para ese momento casi es demasiado tarde.