El canal del demonio es una producción independiente de Irlanda que trabaja las historias de casas embrujadas y fantasmas de un modo similar al que se abordaban estos temas en el cine de terror de los años ´70.
En estos días donde la tendencia del género, especialmente en las producciones de los estudios de Hollywood, pasa por generar estímulos visuales cada cinco minutos, con escenas de susto trilladas, este estreno es la oveja negra de los relatos de horror que pone a prueba la paciencia del espectador.
El director Ivan Kavanaugh optó por trabajar esta temática desde el thriller y ofrece un misterio que se desarrolla de manera pausada.
Probablemente muchos espectadores se aburran con este film por el estilo de narración, que es lento y se toma su tiempo para disparar el conflicto central. Sin embargo, después de los primeros 20 minutos, que son algo densos, la película se vuelve más interesante por los climas de tensión que construye el director.
El canal del demonio trabaja el terror de una manera más sutil a lo que solemos ver en el cine por estos días y el foco de atención de la historia está puesto en la ambientaciones tétricas y la psicología de los personajes.
La trama incluye algunas situaciones perturbadoras pero el horror en relato no tiene nada que ver con los típicos fantasmas de Actividad paranormal.
Sostenida por un buen reparto, donde se destaca Rupert Evans (Hellboy), la película de Kavanaugh logra brindar una historia de terror efectiva que nos presenta un cuento familiar desde una perspectiva diferente.