Lo mejor de esta película de terror donde presencia ominosa del pasado viene para destruir a los vivos a través de un personaje que de bueno pasa a perturbado obsesivo es que se toma su tiempo para sentar las bases psicológicas del protagonista, y mantiene en buena medida la ambigüedad y la imprevisibilidad respecto de su comportamiento y sus motivos. Es de rutina, sí, pero se toma el trabajo de disimularlo y asustar de verdad.