Que una película se estrene comercialmente dos años después de su lanzamiento mundial, augura un resultado bastante pesaroso. A veces puede funcionar con pequeñas obras maestras que llegan muy tarde, y otras las distribuidoras las arrojan a la cartelera local para ocupar el nicho del Estreno de Terror de todas las semanas. The Canal de Ivan Kavanagh es la elegida en esta ocasión, y lamentablemente cae en la segunda categoría.
¿Quieren ver un fantasma? Con esa sugerente frase comienza la historia David –Rupert Evans-, un archivista que se gana la vida recuperando cintas que, a veces, datan de hace cien años. En una de ellas, coincidentemente, se detalla una brutal escena de un crimen que ha tenido lugar en la misma casa en la que reside con su bella esposa y su pequeño hijo. Estas macabras imágenes -cortesía de un muy inspirado Kavanagh, lo más destacado del film- abren una compuerta siniestra en la vida del protagonista, cuya esposa desaparece en misteriosas circunstancias luego de un angustiante problema personal en la pareja.
No hay nada nuevo en The Canal que el horror no haya entregado en mejor calidad en otros clásicos. La obsesión de David con el crimen, la omnisciente presencia del oscuro canal cerca de su hogar, la investigación policial que sospecha demasiado –“Siempre es el marido en estos casos”, argumenta el detective a cargo-, todos son aspectos del terror psicológico o el policial negro que hacen un buen combo, pero no en esta ocasión. El ambiente que logra el director es siniestro y absorbente, pero durante gran parte del nudo de la trama se pierde el ritmo narrativo, y para cuando llega el final, la poca sorpresa que depara el desenlace no es lo suficientemente fuerte para justificar los soporíferos recovecos a los que se sometió a la platea.
Es loable el nivel técnico del film, correcto por donde se lo mire y con espeluznantes momentos que incomodan, pero en definitiva no aporta nada nuevo al género y se olvida fácilmente una vez terminada.