El filo de la ironía
El candidato, segundo largometraje de Daniel Hendler -Norberto apenas tarde en 2010 fue el primero- exhibirá desde el comienzo una serie de disposiciones narrativas conectadas a una realidad de inmediato reconocible. En la mansión de una estancia de campo del sur, Martín Marchand (Diego De Paula), un empresario de cincuenta años que desea presentarse a elecciones, reunirá a un equipo de creativos, asistentes técnicos y asesores para realizar el spot inaugural de su campaña política. Durante un fin de semana trabajarán juntos en el diseño de su perfil, caracterización elaborada con lúcida ironía que determinará el tono grotesco del relato.
Martín es un tipo acomplejado, inseguro de sí, aunque arrogante en relación con su apariencia, en cuanto a su posición de clase acomodada. Adorador de estrellas de Hollywood, mental y emocionalmente limitado, querrá desmarcarse de la pesada influencia de su padre mediante la creación de un partido propio. A partir de una dosis pequeña de irreverencia soft manifestará su intención de renovar “la política”, la cual considera empobrecida y contaminada. Será indiferente al sustento ideológico de su plataforma, pero prestará celosa atención al manejo de sus redes sociales. Buscará con especial énfasis verse distinto, más descontracturado y sencillo.
A todas partes, cuidando su espalda, lo acompañará Gabriel (José Luis Arias), su asistente personal, un hombrecillo gris y malicioso siempre atento a los movimientos de los huéspedes. Estará a su vez rodeado por un asesor político, representante cabal del oportunista político, un coach profesional para mejorar su postura y modificar su afeminada voz, un equipo de creativos liderado por Laura (Ana Katz), que le recomendará omitir su procedencia empresaria ligada al lucro personal y la necesidad de modificar la imagen habitual que suele tenerse del hijo de un millonario: su casi nula disposición al trabajo. La referencia a nuestra realidad política más próxima será inevitable, lo que no llegará a perturbar su trayectoria mayor de sentido. Durante la permanencia en la estancia se producirán ciertos comportamientos extraños. Entre los visitantes se encontrarán impostores que buscarán en secreto información confidencial para alterar los planes del candidato y la familia que representa.
El candidato es una comedia dramática muy efectiva que funciona como alegoría sobre las nuevas tendencias de representación política: la figura del empresario que decide incursionar sin demasiadas ideas en la política como forma de realización y redención personal, mediante la contratación de una troupe de expertos en comunicaciones y marketing. Mediante el trabajo notable de Diego De Paula, a partir del despliegue ligero de divertidas escenas –las reuniones de equipo donde se irán definiendo las líneas conceptuales del spot son formidables-, sin cargar demasiado sobre los lineamientos que sostienen una trama sencilla y con la mira puesta principalmente en ajustar, sin pretensiones ni arrogancia, el filo de la ironía, el film de Hendler logra mofarse de las tantas veces ridículas, pero increíblemente efectivas prácticas que llevan adelante los políticos de turno. Tipos cuya medianía intelectual no les impide medir su posición y acudir a la violencia cuando alguna parte de su propiedad, por más nimia que esta sea, pueda verse comprometida.