Esta curiosa comedia que va tomando forma de liviano thriller transcurre totalmente en el interior de una estancia, en la que vive el hijo de un empresario (exitoso aunque de pocas luces) que busca abrirse camino en la política. La reunión con un grupo de diseñadores y publicistas para idear la campaña será el punto de partida para disparar ironías y desembocar, finalmente, en un clima de amenaza y persecución. Como guionista y director, Hendler –tras el antecedente de la discreta Norberto apenas tarde (2010)– se muestra hábil, proponiendo un film con varios momentos eficaces, aunque hubiera resultado deseable más velocidad en los tramos humorísticos y un ritmo que generara mayor tensión en su última parte. Hay profesionalismo y astucia, buenos desempeños actorales (ajustadísimo Diego De Paula como el candidato en cuestión, excelentes Ana Katz y Verónica Llinás); de todas formas, algunos elementos no parecen encontrar el tono justo: la fotografía de Lucio Bonelli, por ejemplo, que priva de presagios al lugar, o la caracterización de Matías Singer como un adolescente ingenuo y sin posición tomada ante los hechos (sólo reacciona, en un único momento, para defender a su novia). Sus mayores méritos están en el logro de divertir moderadamente sin apelar a recursos gruesos y de llegar a ese fin burlándose de ciertos tópicos del momento político actual.
Fernando G. Varea