El director uruguayo realiza una sátira aséptica y despojada, sobre la puesta en escena de un candidato y su campaña política.
Varias personas alrededor de una mesa opinan sobre distintos especímenes de pájaros y árboles: que significa cada uno, a que aluden, etc. Así comienza esta comedia, que versa sobre la construcción de un candidato político. Asesores, expertos en redes, diseñadores gráficos y hasta un músico, se reunirán en una mansión de campo para llevar a cabo un cometido: ayudar a formar la imagen y el partido político de Martin Marchand.
Martín es un cincuentón millonario un tanto extravagante, que quiere despegarse de su padre. Un hombre indefinido, sin inquietudes ni una postura ideológica clara. Pareciera que le atrae más cobrar protagonismo frente a las cámaras que la idea de formar una vocación política. En este contexto de paisajes bucólicos, Hendler construye una comedia negra de enredos.
Con un guion y una puesta en escena milimétricamente pensada, erige un film que oscila entre situaciones inauditas y tragicómicas, que dan cuenta de un estilo de humor ácido que se mofa del esnobismo y la hipocresía que hay alrededor de la invención de un candidato y su carrera política. Cualquier parecido con la realidad ¿es pura coincidencia?