Vidas cruzadas
Ganadora de siete Premios David di Donatello, incluyendo Mejor Película, El capital humano (Il capitale umano, 2014) cruza varias historias que confluyen en un episodio traumático con reminiscencias a la crisis financiera internacional.
Inspirada en una novela del norteamericano Stephen Amidon, la película dirigida por Paolo Virzì (La prima cosa bella) parte de una tragedia, la muerte de un ciclista atropellado por un auto de alta gama, para volver en el tiempo y narrar desde el punto de vista de tres personas relacionadas, la reconstrucción del hecho.
Los personajes forman parte de la relación amorosa y/o comercial entre dos familias, la del empresario Giovanni Bernaschi (Fabrizio Gifuni), un especulador financiero, y la de Dino Ossola (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario al borde de la quiebra. El primer episodio está dedicado a Dino quién, admirado por la majestuosa vida de la familia del novio de su hija, intenta invertir dinero con Giovanni, pretendiendo salvar con especulaciones financieras a su inmobiliaria. El segundo relato se centra en Carla Bernaschi (Valeria Bruni Tedeschi), la mujer de Giovanni, quién intenta comprar mediante su marido un teatro histórico y salir de una crisis existencial que atraviesa. El último es protagonizado por Serena Ossola (Matilde Gioli), la adolescente hija de Dino y Roberta (Valeria Golino), quién sin terminar de separarse de Maximiliano (Guglielmo Pinelli), hijo de Giovanni y Carla, se enamora del pobre y sensible Giampi (Gigio Alberti). Todas las historias se cruzan entre el drama y la tragedia.
Los personajes como sus relaciones se arman desde el individualismo, las ambiciones desmedidas y la indiferencia por el drama ajeno. Factor que El capital humano construye para su thriller con la inevitable tragedia social de contexto. Pero el film bucea en los posibles motivos y responsabilidades humanas de dicha tragedia/crisis social: la de un padre, la de una madre, o la de los adolescentes que desconocen los problemas de aquel otro que convive a diario con ellos. Del mismo modo los tipos de “crisis” son expuestos: de valores, de moral, de ética.
La película de Paolo Virzì no es ni original en el tema desarrollado (ya hubo varios films sobre las consecuencias de la crisis) ni en su forma (Amores Perros tiene la misma estructura narrativa), pero es el buen desarrollo dramático de la trama, su articulación y localismo –el aspecto negativo de ciertos hábitos y costumbres socialmente aceptadas- aquello que se destaca en el film y le da eficacia en su discurso.
En este punto El capital humano traza el espiral de consecuencias nefastas que puede generar una decisión irresponsable en el entorno de una sociedad. Los hechos se precipitan como fichas de un dominó que van golpeando inevitablemente unas a otras. Y es, en esa curva de acción, que el director maneja con firmeza el pulso y ritmo del relato, para crear un film sólido y reflexivo acerca de los tiempos actuales.