El “capital humano” mirado con lúcida y amarga desesperanza
Un elenco de primera, encabezado por Valeria Bruni Tedeschi anima “El capital humano”, muy buena adaptación del italiano Paolo Virzi de una novela de Stephen Amidon, que cambia su estructura y le da mejor intriga y suspenso.
Muy entrada la noche un hombre sale del trabajo, va pedaleando en su bicicleta rumbo a casa, un auto trata de esquivar a otro, tira al hombre a la cuneta y sigue viaje. Como mínimo, eso es abandono de persona. El hecho ocurre cerca de Navidad, pero no se trata de un cuento navideño. Más bien estamos ante una obra realista, con variada cantidad de personajes y un cuadro de época muy preciso y también muy poco optimista. Ese accidente es apenas uno de los delitos cotidianos que hemos de ver a continuación.
Ese fue sólo el prólogo. Le siguen tres relatos de similar extensión, cada uno centrado en un personaje que se relaciona de algún modo con los demás, y con el accidente. Recién casi al final sabremos quién fue el culpable. Hay para elegir. Primero, un agente inmobiliario en la mala, con esposa embarazada, cuya hija está de novia con el hijo de un rico inversor con quien convendría asociarse en cierto negocio. Por su lado, la esposa del inversor quisiera derivar algún dinero para la recuperación de un viejo teatro. Eso sería un aporte comunitario mejor que salir de compras y compensaría un poquito su propia y frustrada vocación artística. Pero en la fauna de asesores también hay animales de rapiña. En cuanto a la parejita de novios, bueno, el tercer capítulo está dedicado a la chica, y agrega otros dos personajes que completan el cuadro social y moral.
Conviene anticipar que esos no son todos los personajes, que los hombres de esta historia son bastante egoístas, las mujeres están todas bastante frustradas y reaccionan en consecuencia, también de modo egoísta, y los jóvenes, en fin, son la esperanza del mañana pero el mañana no ofrece demasiadas esperanzas que digamos.
Amargo, concreto, el epílogo se titula precisamente "El valor humano" y en pocas líneas explica de qué se trata. Muy buena, esta adaptación italiana de una novela del norteamericano Stephen Amidon. Le cambia la estructura, le da mejor intriga y suspenso. Completa además un trilogía impecable junto a "La muerte de un ciclista" (Juan Antonio Bardem, España, 1955, con Alberto Closas) y "Sin retorno" (Miguel Cohan, Argentina, 2010, con Leo Sbaraglia). Y aporta un elenco de primera, encabezado por Valeria Bruni Tedeschi y Valeria Golino, Fabrizio Bentivoglio y Fabrizio Gifuni, y una Matilde Gioli que vale la pena atender. Esta es apenas su primera película. Director, Paolo Virzi, aquí ayudado por Francesco Bruni, coguionista de "El comisario Montalbano", y Francesco Piccolo, coguionista de las tres últimas de Nanni Moretti. Ambos escritores ya habían ayudado a Virzi en "La primera cosa bella".