Estamos frente a una producción cuyo primer pecado es no saber definir bien a que público está orientado, dicho de otro modo, no un grupo etáreo al que el texto lo defina como espectador incondicional. Para los más chicos, hasta los 6 años, hay escenas que los podría incomodar, en tanto que los mayores de 9 están fuera desde lo narrativo. Para aquellos que se encuentran a mitad entre uno y otro grupo la sensación de extrema duración se les hará presente a cada rato, ergo aburrida
El punto es que los estudios Disney no escatimaron esfuerzos en todo aquellos que debería complementar al texto, a punto tal que el mismo queda desplazado a un segundo plano. Ni siquiera puede ser rescatado por la música, la del ballet original de Piotr Tchaikovski, ni por la compuesta para esta ocasión por James Newton Howard.
En la parafernalia de los efectos especiales el arte a todo color es que se termina fagocitando a si mismo, pues es tan poco lo que se atreve desde el guión, y eso mismo es tan vulgar, kitch, que queda como un relato menos inteligente que infantil.
La adaptación del cuento de Hoffman y el ballet queda transformado en nada, la coautoría, en tanto co-dirección, tampoco quede demasiado definida que aporto cada uno pues es imposible de reconocer, por cuanto en principio toda la producción destila impersonalidad, un ejemplo más cercano a responder a producción que a escritura y dirección.
Mucho hay de intentar conjugar textos iconos de este genero infantil para toda la familia, entre ellos se puede reconocer “El Mago de Oz” en cualquiera de sus versiones, o “Alicia en el País de las Maravillas”
Todo empieza con un duelo ante la perdida de la madre de los niños, la hermana mayor es la que transitará como puede ese proceso, todo lo que Clara desea es la llave que abre una caja que su madre dejara de regalo antes de fallecer a entregarse para las primeras navidades.
Todo queda en un gran catalogo de lugares comunes, adornados por efectos establecidos desde la técnica.
No alcanza tampoco con el esfuerzo dado por la selección de actores que le dieron vida a los personajes, desperdiciados Hellen Mirren, en menor medida Morgan Freeman y Matthew Mc Fayden, insulsa Mackenzie Foy y bastante sobre actuada Keira Kniightley, voz impostada incluida.
La fábrica de Disney parece no encontrar el rumbo y termina por volver a destrozar otro texto clásico, extrapolado de otro arte.
Calificación: Mala (Héctor Hochman)