Aunque El príncipe encantado (The Nutcraker Prince), gran film independiente de animación de 1990, retiene la corona como la mejor adaptación del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de E.T.A.Hoffman, esta interpretación de Disney al menos ofrece una película decente dentro de la filmografía live action del estudio.
Al ver esta producción uno no puede evitar preguntarse qué hubiera pasado si el mismo reparto y equipo técnico quedaba a cargo de Kenneth Brannagh.
Estoy convencido que probablemente habríamos tenido una de las más grandes propuestas de fantasía de los últimos años.
El cascanueces y los cuatro reinos es una propuesta que durante su visionado pide a gritos la mano del cineasta inglés. El simple hecho que Brannagh le aportara apenas el 50 por ciento del encanto y la magia que tuvo Cenicienta, el resultado final de este estreno era otra historia.
Lamentablemente la dirección quedó a cargo del Lasse Hallstrom (Casanova, Chocolate) quien demuestra una falta de pasión absoluta por los géneros de la aventura y la fantasía.
Esta es una película hecha por un realizador que no tiene la más remota idea sobre cómo encarar la narración de un cuento de hadas para chicos.
Hallstrom tarda una eternidad en poner en marcha el conflicto y a lo largo de la trama no hay ninguna escena que despierte emoción por la aventura que vive la protagonista. De hecho, ni siquiera explora la mitología que presenta. Nunca llegamos a conocer los cuatro reinos que se mencionan en el título, ya que gran parte de la trama se desarrolla dentro de un castillo.
Hallstrom narra la historia con un tono solemne que desde los aspectos fantásticos calca las desapasionadas películas de Alicia en el País de las maravillas producidas por Tim Burton.
El director de Rocketeer y Capitán América, Joe Johnston, fue contratado para filmar numerosos reshoots, luego del rodaje y no sería raro que los momentos más entretenidos de este estreno pertenezcan a su trabajo.
Pese a todo, El cascanueces logra ser llevadera por la imponente puesta en escena que presenta.
Desde los aspectos técnicos este es uno de los estrenos más espectaculares que se vieron en el año y no es una exageración.
El arte que tiene cada escenario y sus decorados, junto con los llamativos vestuarios, contribuyen a que el espectáculo se vuelva fascinante.
La película también incorpora de un modo muy efectivo las piezas musicales del ballet de Chaikovski que ofrecen algunas secuencias imponentes.
Dentro del reparto, Mackenzie Foy lleva adelante con carisma el rol protagónico y establece una muy buena química con Jayden Fowora-Knight, un actor debutante quien le aporta mucha simpatía al rol del soldado Cascanueces.
Una excéntrica Keira Knightley, Helen Mirren y Morgan Freeman aparecen en roles secundarios pero el relato no está enfocado en ellos.
La verdad que es una lástima que El cascanueces y los cuatro reinos no pudiera tener otro director más conectado con la fantasía porque el potencial que tenía era enorme.
De todos modos, aunque no sea una película memorable creo que los amantes del género sabrán apreciarla por el espectáculo visual que ofrece.