HISTORIA Y VEROSÍMIL
Un poco en la senda de la nacional El secreto de sus ojos, la alemana El caso Collini toma hechos políticos e históricos para jugar con la ficción y construir un terreno donde la justicia por mano propia termina siendo justificada. Pero lejos de la ucronía sangrienta y festiva del Tarantino de Bastardos sin gloria, este film de Marco Kreuzpaintner intenta ser todo lo riguroso que puede para terminar desarrollando un thriller judicial que progresivamente vaya revelando sus cartas y deje al espectador pensando, con la mano en el mentón. Lo que tenemos de arranque es al jubilado Fabrizzio Collini (Franco Nero) haciéndose pasar por periodista para dar con el empresario Hans Meyer y matarlo a balazos, además de romperle la cabeza a patadas. El porqué del virulento crimen es lo que el inexperto abogado de origen turco interpretado por Elyas M’Barek tratará de dilucidar. Y no le será sencillo puesto que el anciano Collini, ahora preso, permanece inmutable e inaccesible.
Sin volverse demasiado seria o solemne, El caso Collini es una película que busca legitimización a partir de los temas importantes que flotan en la superficie: sin adelantar demasiado, digamos que se irá desenredando una trama que involucra crímenes de guerra cometidos por jerarcas nazis. Kreuzpaintner apuesta por la fuerza de su tema para tapar varias arbitrariedades de la historia, y algunas situaciones forzadas que buscan una complejidad dramática innecesaria. Ahí sobresale el vínculo que tenía el abogado con don Meyer y, especialmente, con la nieta de aquel. Lazos que podrían no existir y la película no perdería mucho. Pero también la aparición demasiado casual de una piba que labura en un delivery y sabe hablar italiano o el reencuentro con un padre ausente que trabaja en una librería, personajes ambos que terminarán siendo clave y ayudando al letrado en la investigación de la causa.
Pero si así y todo El caso Collini funciona, se debe en parte al oficio del director para llevar la narración sin que las groseras casualidades hagan demasiado ruido. O que en todo caso las toleremos porque el movimiento nos distrae. Más allá de los temas importantes que la integran y de lo discutible que puede ser su resolución desde un punto de vista ideológico, este film alemán aprovecha todos los resortes clásicos de este tipo de relatos y los ejecuta con notable sabiduría. Porque en el fondo El caso Collini no deja de ser la historia de un abogado débil y un acusado con todas en contra, que terminarán imponiendo su verdad contra viento y marea. Es ahí donde la película revela su cualidad de film de género y exhibe su aliento pastichero, bien lejos de la lógica festivalera o la búsqueda de prestigio que parece encausar. Lo disimula bien, aunque no deja de ser como un capítulo estirado de cualquier serie sobre abogados.