“El Caso de Richard Jewell” de Clint Eastwood.
La manipulación de la opinión pública en tiempos de la pre post-verdad.
Richard Jewell era un guardia de seguridad de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 que descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido.
En “Sully”, protagonizada por Tom Hanks, Clint Eastwood contaba la historia real de un piloto de avión que logró amerizar de emergencia en medio del río Hudson en Nueva York. Gracias a esa heroica maniobra, se salvaron las vidas de los 155 tripulantes. En aquella gran película el longevo director de 89 años contaba la lucha del heroico trabajador (el piloto de avión) contra los desalmados funcionarios y trabajadores de la empresa que ponían en duda sus maniobras para descender la aeronave averiada.
En la misma sintonía, Clint regresa con la historia de uno de los mayores héroes de los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, Richard Jewell. No ganó medallas ni batió récord, tampoco era un atleta ni un gimnasta. Era un guardia de seguridad con contrato temporal que, con 33 años, seguía viviendo con su madre, y en la madrugada del 27 de julio de 1996 evitó lo que podría haber sido la peor tragedia en la historia olímpica. Y, pese a ello, pasó de héroe a enemigo público en cuestión de días.
Pero esta vez no fueron empresarios ni funcionarios los que hicieron que este héroe se transforme en sospechoso de la noche a la mañana. El FBI y los medios de comunicación fueron los culpables de poner a Richard en ese lugar para la opinión pública. El encargado de investigar el caso, Tom Shaw (Jon Hamm) comienza a recolectar testimonios sobre el pasado del guardia que lo hacen dudar sobre el accionar del guardia. Esa información se filtra e los medios por culpa de una inescrupulosa periodista del Atlanta Journal llamada Katryn Scruggs (Olivia Wilde), lo que hace que la vida del Richard Jewell se transforme en una pesadilla.
No saber como finalizó el caso hace que la película tenga un condimento extra, ya que la mano maestra de Clint hace que estemos expectantes por saber como terminó. El director inserta elementos dentro de la historia que nos hace sospechar sobre el papel de Richard Jewell. Sea o no sea culpable del atentado, logra construir de manera precisa el amarillismo destructivo de los medios como forma de vender dos ejemplares más, así como la desesperación de los investigadores por encontrar un culpable y cerrar el caso.
Las perfectas actuaciones de Paul Walter Hauser como el sospechoso guardia, en sintonia con el carisma de Sam Rockwell como Watson Bryant, su ex jefe y ahora abogado defensor le dan realismo a la historia, sobre todo el primero, un calco del guardia original. Pero quien se lleva todos los laureles es la siempre maravillosa Kathy Bates como Barbara “Bobi” Jewell, la sufrida madre de Richard, quien más sufre todos los ataques que sufre su hijo (el discurso final de ella frente a los medios es profundamente emotivo).
Si analizamos la postura política del director (reconocido como Republicano) no es casualidad que esta película salga a la luz en estos momentos. El film cae justo como herramienta crítica a los medios de comunicación en momentos en que el presidente DonaldTrump está enfrentado con los mismos. A pesar de eso, uno no puede negar que la injerencia de los medios a la hora de manipular a la opinión pública y a la hora de reproducir fake news de manera epidémica.
A través de grandes actuaciones y la mano magistral de Clint Eastwood a la hora de narrar historia y filmar momentos de acción (es genial el suspenso que le imprime a la escena del atentado), “El Caso Richard Jewell” refleja de forma muy inteligente la construcción de la idea del héroe convertido en villano a través de los medios en tiempos de pre post-verdad.
Puntaje: 90/100.