El Cavernícola: Plastilina, fútbol y dinosaurios.
El estudio de animación detrás de Pollitos en Fuga y Wallace & Gromit vuelve a moldear una encantadora comedia tan británica como futbolera.
Aardman Animations es uno de los estudios de animación más apreciados y respetados de la actualidad. Con un toque mucho más artesanal que el gigante de referencia, Pixar, se trata de un estudio en el que destaca su trabajo en animación stop-motion. Con clásicos como Pollitos en Fuga, éxitos recientes como Shaun La Oveja y franquicias eternas como los extremadamente británicos Wallace & Gromit, Aardman resulta el balance perfecto para el otro estudio encargado de mantener con vida el arte de la animación stop-motion: Laika, (Coraline, Paranorman, Kubo y Las Dos Cuerdas) que suele ir más por el lado de las producciones espectaculares y sentimentales de Pixar. Aardman, liderados por el director de esta cinta Nick Park, desarrolla un cine mucho más simple y cómodo, con menos destellos o grandes ambiciones pero con el encanto del trabajo duro que solo el dar vida a la plastilina puede crear.
El Cavernícola cuenta la historia de una pequeña tribu de la era de piedra, hogar de un joven con aspiraciones tan grandes como dejar de cazar conejos y comenzar a atrapar mamuts. Por supuesto que el desarrollo normal de la historia se vera algo obstaculizado cuando un reino de la edad de bronce se apropie de sus tierras, ocasionando la única salida posible ante este conflicto: un partido de fútbol. Porque claro, olvidaba aclarar que los ancestros de esta tribu de cavernícolas fueron los inventores del deporte más popular del planeta.
Debido al país en el que vivimos, uno en el que es inviable económicamente estrenar en los cines la mayoría de las películas animadas en su idioma original, tenemos que tener en cuenta el doblaje. En esta ocasión se pierden voces como la de Tom Hiddleston, Maisie Williams, Eddie Redmayne y Richard Ayoade, nombres que sin dudas podrían llegar a atraer algo de público. Pero afortunadamente este es un particular caso en el que el doblaje tiene sus ventajas: hay personajes a los que la historia y el contexto temático le ponen a cada uno su particular acento. La reina español, jugadores perfectos alemanes, el malvado argentino y hasta un arbitro brasilero.
La revolución del fútbol español que lo llevó a reinar el mundo, el futbolista alemán como sinónimo de perfección mecánica y bueno, por si hay que aclararlo, Maradona se encargo de que por siempre seamos villanos ante ojos ingleses. La versión en idioma original carece por completo de ese divertido juego de acentos, y sin dudas no solo le va como anillo al dedo sino que parece que la película fue pensada así: ¡si hasta la ropa del villano principal es literalmente una bandera argentina! Esta es una historia de fútbol, hecha por amantes del fútbol y para que la disfruten todas las edades. Aquellos familiarizados con la historia del deporte sabrán gozar extra por varios detalles, pero por supuesto que la película se puede disfrutar por completo aún si uno usara la palabra “soccer“.
Por si no había quedado claro, tal y como los ingleses inventaron el deporte, aquí también lo inventaron los cavernícolas. Además de eso hay una ligera conexión más: ambos son bastante malos en “su” deporte a pesar de poder reclamar su autoría. Es desde la completa falta de habilidad futbolística de los cavernícolas que proviene el sentido de comedia y aventura del film. Un joven idealista y un montón de inútiles que entrenaran sin recursos para enfrentar jugadores profesionales que viven para ganar en el coliseo del reino una y otra vez. Los simpáticos personajes se aseguraran de que el humor familiar de la película se mantenga siempre entretenido, aunque con más sonrisas que carcajadas. Se trata de una comedia familiar que traerá buena sensaciones pero que decepcionaría a algún insensato que se siente en la sala esperando no poder para de llorar de risa.
Hay algo de lo que no se puede escapar: resulta imposible no compararla con Metegol. La relativamente reciente superproducción animada argentina es un paralelo inesquivable de El Cavernícola. Mientras Metegol utiliza superficialmente la temática del fútbol, en esta ocasión la historia se pone en la piel del deporte entregando lecturas de todo tipo al mismo tiempo que obteniendo una experiencia rica en detalles, completamente dedicada por y para futboleros. refiriéndose a la animación casi que es una formalidad: aunque un noble esfuerzo sostenido por el ojo cinematográfico de Campanella, la animación de Metegol es en todo sentido infinitamente inferior al de El Cavernícola. A pesar de esta comparación aparentemente apabullante, resulta innegable que para muchos la experiencia de Metegol es definitivamente superior no solo por el factor si se quiere patriótico (que este otro sea un estudio inglés no ayuda en esto), sino también porque se alinea más con el humor y cine de animación moderno más familiar para todos que con el particular tono de Aardman.
El Cavernícola es una película de animación que hace lo suficiente para asegurar un buen rato en familia, interesando un poco más que de costumbre a los amantes del fútbol que acompañen a sus niños y definitivamente satisfaciendo a los amantes de la animación por ofrecer una orden de stop-motion que tan en desuso ha caído. Si el cine es una combinación de arte y técnica, la animación es el pináculo de esa relación, y definitivamente no hay proeza más admirable que haber dedicado miles de horas de trabajo a realizar una cinta en la técnica más impráctica como es el stop-motion, especialmente una tan simpática como esta.