El cavernícola

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

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Nick Park es uno de los grandes genios contemporáneos de la animación. Desde los estudios Aardman, es el papá de ese dúo brillante Wallace y Gromit, y también el que nos regaló Pollitos en fuga y varias otras genialidades. Aquí, después de dedicarse bastante tiempo solo a la producción, vuelve a dirigir la historia de un joven en la Edad de Bronce, y no es el mejor trabajo del realizador aunque, en modo alguno, es malo. La “broma anacrónica” (eso de usar cosas prehistóricas a la manera de gadgets modernos, invento de Los Picapiedras) abunda, y la historia no es demasiado sofisticada. Pero la animación es hermosa, el diseño es asombroso y permanece un tono medio, de absurdo típicamente “british” que ha sido la marca de fábrica de Park y Aardman. Eso de que pasan cosas terribles pero los personajes reaccionan como si no fuera así (el famoso “understatement” del humor inglés) que puebla y llena de amabilidad toda la película. Una gran alternativa de cine familiar, incluso si está lejos de los picos a los que puede llegar este enorme creador de animaciones.