Para mí la historia de la animación no sólo se construye con Pixar y los estudios hollywoodenses que conforman la plana mayor americana de realizadores. No, dentro de ese género, siempre hay que ubicar en el podio a Nick Park con la propuestas de su estudio Aardman.
Creador de la mítica saga de "Wallace and Gromit", "Chicken run" y "Shaun the sheep", Park ha mostrado una enorme capacidad para transmitir ideas con simplicidad, buen humor inglés clásico y una animación en clay (con ambientes y personajes en arcilla o plastilina) y stop motion notables.
Luego de un parate importante (su compañía tambaleó económicamente porque es muy prestigiosa, pero hace films caros que no tienen buenos resultados en la taquilla), vuelve con un largo que hace honor a la tradición inglesa: un film que se toma en solfa lo histórico y que habla principalmente de una de las grandes pasiones británicas, el fútbol.
Dug es un "caveman" en aprendizaje, tiene un cerdito que lo sigue y juega a ser una suerte de Gromit (¿recuerdan ese perrito adorable?), más básico
Le cuesta enfrentarse a los grandes desafíos de su mundo, digamos que tiene sus problemitas. Su gente vive en las proximidades del cráter que dejó la caída de un meteoro que se encargó de despanzurrar a una gran cantidad de animales prehistóricos.
Cierto día su tribu verá como Lord Nooth, un despiadado villano , invade su territorio, forzándolos a cambiar sus hábitos de vida. Pero Dug encuentra propone una estrategia para embarrar la cancha y tratar de sacarse dde encima esa dominación: desafiar a Lord Nooth a un match para definir quien se queda con la administración del valle. ¿El deporte? Clásico. Uno que han creado los mismos ingleses.
El problema, como se imaginarán, es que la banda de Dug no se distingue por destacarse en el juego, así que habrá que entrenar duro hasta llegar al gran partido que definirá qué sucede con el territorio en juego. Park toma la dirección en solitario y se encarga de darle al film, su toque personal distintivo.
El nivel de realización es el habitual en estos casos y el guión, un alarde de sutilezas y sonrisas cómplices. "El cavernícola" no es uno de esos films que te hará descostillarte en la butaca, pero cuando termina su proyección, toda la familia sale de sala con una enorme sonrisa en su rostro. Funcionan, pero hay que darles tiempo para que vayan encadenando las hilarantes secuencias que muestran lo mejor de Aardman en acción.
No tiene la estridencia de otros títulos familiares, pero "El cavernícola" es una cinta que los seguidores de Nick Park amarán.
Si no se encuentran en esa primera línea de simpatizantes, igual recomendamos que se acerquen a disfrutarla. Es de lo mejor en cartelera de esta semana.