¿Qué pasa cuando una comedía romántica, no es cómica?
Tras la exitosa Marley Y Yo veremos nuevamente a Jennifer Aniston encarar un rol protagónico junto a Gerard Butler que cobró fama como Espartano en la recordada 300 y a partir de ahí no logro encontrar un rumbo definido.
Aquí nuevamente los protagonistas no solo carecen de la capacidad de causar gracia sino que tampoco se nota mucha complicidad entre ellos.
Butler es osco y arisco y aunque Jennifer saca a relucir todo su encanto, nunca terminan de convencer como pareja. Si le sumamos pequeños toques, de acción podríamos creer que el paquete se vuelve más completo pero en realidad estas no son suficientes para cubrir lo largo del metraje que se vuelve tedioso a partir de los 40 minutos.
Los chistes recaen en el resto del reparto pero no son suficientes para evitar que este Titanic se hunda rápidamente.
Una película olvidable para ver en el cable una tarde de domingo lluvioso. Creo que confiaron en demasía en satisfacer las fantasías de la platea masculina y femenina en la selección de cast olvidando el género al que iba pertenecer la película.
Mi conclusión es que a veces más allá del encanto personal que tenga un actor o una actriz el genero de comedía es bastante bastardeado pero si es ejecutado sin gracia el resultado es un producto vacío y carente de sentido alguno.
Una vez más y por mas triste que suene me veo obligado a plantear que tal vez sea un producto destinado a recaudar dinero por la convocatoria de los protagonistas y no por su contenido.