Jennifer Aniston debería elegir mejor sus trabajos.
Querida Jennifer Aniston:
No me importa que esto de escribirle una carta a la estrella ya se haya hecho antes. De hecho, tu película El caza recompensas tiene todos los lugares comunes del mundo. Lo que quiero decirte es que me da mucha pena que termines con ese pelmazo de Gerard Butler, un tipo que se creyó que era gracioso y se metió a hacer comedias cuando en realidad para lo único que sirve, hasta ahora, es para hacer de patovica más o menos violento. Dejalo ya, es evidente que no sabe cómo tratarte.
Tampoco sé que hacés con Andy Tennant, un director con tanta sutileza como un elefante en un bazar. Eso sí, tiene un logro difícil de imitar: sus películas parecen atrasar 20 años. O más. Ni en la década del 80 estas comedias de acción se hacían tan mal, cuando hay ejemplos de sobra para decir que este subgénero es una pura grasada. Pero fijate que todo lo que se propone acá lo hace mal: la película no es graciosa, las escenas de acción son pésimas, el romance es edulcorado, la reflexión sobre el matrimonio es conservadora.
Ojo, tampoco quiero que te creas que sos una gran actriz ni que te merecés trabajar con Scorsese. No, tampoco la pavada. Pero la verdad que me caés bien, me resultás simpática y, me sincero, estoy enamorado profundamente de vos. Esos ojos, esa sonrisa, ese pelo que cae lacio sobre tu frente y, sobre todo, esa nariz tan particular, tan poco glamorosa. Tenés un rostro único, una fotogenia imposible de comprar: lo tuyo es la espontaneidad pero, increíble, sumida en una profunda sinceridad y simpleza. Sos la diva con menos rasgos de diva. Parecés humana. Y sí, sos más humana que el 95 % de las actrices de Hollywood. Pero fijate lo que elegís.
Sé que no le darías bola a un chico como yo, así que a lo único que me animo es a darte un consejo. Volvé con la gente que te hace bien: esos tipos más simples, más románticos y, puede que sí, un poco excéntricos. Pero queribles. Qué bien que te había ido cuando eras Polly, cuando convivías con tu ex, cuando tenías un perro que se llamaba Marley. Ben Stiller podrá ser neurótico, Vince Vaughn un poco torpe y Owen Wilson, algo insatisfecho. Pero era gente que te quería bien, fijate, parecían una pareja, el amor y la química flotaba en el aire.
Me animo a escribirte esto porque me dio pena verte en El caza recompensas. Perdida entre mohines dignos de la peor Meg Ryan, tratando de ser graciosa sin lograrlo, tratando de seducir a un tipo que es un ordinario sin gracia. ¡Viste cómo come con la mano! ¡Es un cerdo que usa camisas a cuadros desabrochadas hasta los primeros pelos del pecho! Un orangután que trata a las minas de la peor manera. Si no tenés que hacer ningún esfuerzo para gustarme, con tu presencia alcanza. Si me habías convencido desde que dijiste hola.