En una grilla donde la fantasía siempre se hace un hueco, llega la segunda parte de El Cazador y la reina de Hielo dirigida por Cedric Nicolas-Troyan.
Antes de que la malvada Reina Ravenna (Theron) fuera vencida por la espada de Blancanieves, ella fue testigo de la desgarradora traición amorosa de la que fue víctima su hermana Freya (Blunt), razón por la que huyó del reino. Freya posee la habilidad de congelar a cualquier enemigo y es así como la joven Reina del Hielo ha pasado décadas en un remoto palacio invernal, forjando a una legión de guerreros cazadores, entre los que se encuentran Eric (Hemsworth) y la guerrera Sara (Chastain), con un objetivo claro: endurecer su corazón al amor.
Ante todo, gran parte de El Cazador y la reina de hielo funciona por la carismática puesta del personaje de Chris Hemsworth, que intenta despegarse de su personaje de Thor en la saga de Marvel que; aunque aquí no lo logre, si hace un personaje simpático.
La historia del amor vencerá a todo mal, parece haber sido contada miles de veces, y aquí no hay ninguna vuelta de tuerca que puedan esperarse; ya lo hemos visto en Malefica, Once Upon a Time o en el primer film de esta saga. Creo que el gran mal de la película fue su promoción (ya sea en posters o trailers) ya que recien entrado el tercer acto de la película es cuando descubrimos la vuelta de Ravenna. Una pequeña sorpresa, que podría haberlo sido, sin tanto marketing.
Desde lo visual el film cumple con su cometido, los efectos del hielo son muy interesantes, y no se empecina en armar grandes batallas de CGI, sino pequeños combates individuales.