Regreso sin gloria
Chris Hemsworth, Jessica Chastain, Charlize Theron y Emily Blunt encabezan esta suerte de secuela algo menor de Blancanieves y el cazador.
Blancanieves y el cazador acumulaba una dosis tal de emotividad, nervio y tensión que le sacaba unos cuantos cuerpos de ventaja al promedio de los tanques. Era, entonces, una muy buena película de aventuras. Todo lo contrario ocurre con esta suerte de secuela llamada El cazador y la reina del hielo.
La acción comienza unos cuantos años antes de la de la primera película. Esto es, cuando la Reina Ravenna (Charlize Theron) aún estaba en buenos términos con su hermana Freya (Emily Blunt). Una disputa familiar llevará a la segunda a alejarse del reino de la primera y fundar uno propio en el que vivirán un nene y una nena (Eric y Sara) que, con el correr de los años, no sólo serán dos de los mejores soldados, sino también se enamorarán profundamente.
Freya, despechada con cualquier cosa que huela a amor a raíz de una serie de hechos de su pasado, decide separarlos, pero ellos (Chris Hemsworth y Jessica Chastain) volverán a encontrarse varios años después para ir en busca del famoso espejo, iniciando así un periplo con una dinámica que por momentos recuerda a El señor de los anillos.
Dirigida en este caso por Cedric Nicolas-Troyan en lugar de Rupert Sanders, El cazador y la reina del hielo es una película de aventuras que avanza siempre a media máquina, cumpliendo a reglamento con las situaciones habituales de este tipo de relatos. Sin la originalidad del punto de vista de la primera y, peor aún, sin su pulso a la hora de la acción, el film entretiene y no mucho más.