Una comedia poco condimentada
Con la cocina como escenario de fondo, esta comedia francesa pone en choque permanente la innovación de los nuevos chefs con los platos tradicionales y el feroz negocio gastronómico que se oculta detrás de su fachada. Nunca mejor aplicado el refrán que asegura que "la comida entra por los ojos".
Jacky Bonnot (Michaël Youn), es un aficionado de la alta cocina que sueña con trabajar en un gran restaurante, pero sus clientes parecen escaparle y no conserva sus trabajos a pesar de la apremiante situación económica que atraviesa con su pareja. Sin embargo, todo parece cambiar cuando conoce al chef estrella Alexandre (Jean Reno), quien está amenazado por el grupo económico que maneja sus locales de comida y que planea reemplazarlo a la brevedad por un moderno cocinero especializado en gastronomía molecular.
Con este andamiaje argumental, El Chef, de Daniel Cohen, tenía todo para ser un gran comedia donde se ponen en juego las jerarquías, relaciones, rivalidades y ansias por la permanencia en un negocio hiper competitivo. Sin embargo, todo se limita a unos cuantos gags de dudosa efectividad (la dupla se hace pasar por un matrimonio en el restaurante de la competencia) a los que se agrega el cameo sin sentido -ni gracia- del actor español Santiago Segura, conocido por su papel en la saga Torrente.
El juego de los contrastes, potenciando por la unión de los protagonistas para derrotar a un tercero, sólo se sostiene por la actuación de Michaël Youn, que parece una suerte de payado muy maquillado que se ríe de sus propias desgracias.El resto resulta tedioso y sin sorpresas para este relato gastronómico que pide a gritos un estilo de vodevil, salpicado con enredos y como frutilla del postre, un final con más fuerza.