(anexo de crítica)
No es “Ratatouille”(USA, 2007) ni “Sin reservas”(USA, 2007), pero “El Chef”(Francia 2012), filme galo por excelencia, dirigido por Daniel Cohen, nos introduce en un tema de moda: la adrenalina y competencia que existe en las “cocinas” de los afamados restaurantes.
En “El Chef” la historia es sencilla, Alexandre, un afamado cocinero de moda (Jean Reno, mejor que nunca), divorciado, con una hija a punto de presentar una tesis de doctorado, debe conservar las estrellas de su restaurante “Cargo Lagarde” luego de la visita de un grupo de estrictos y exigentes críticos.
Si el grupo que lo visita mantiene la cantidad de estrellas para el restaurante, entonces el continuará con su puesto de trabajo, caso contrario, a la calle, ya que la renovación gastronómica de la “comida molecular” hacen que la estabilidad y prestigio de Alexandre tambaleen. El malvado dueño del restaurante quiere ir por el camino novedoso en vez del seguro.
El tiempo, las presiones, la apatía le han agotado las ideas a Alexandre, por lo que luego de ser abandonado por sus dos asistentes, decide contratar temporalmente a Jacky (Michaël Youn) un aficionado al arte culinario que lo ayudará a mantener su reputación y trabajo.
¿Cómo conoce Alexandre a su nuevo segundo al mando? Jacky ama la cocina, pero a punto de ser padre y luego de ser expulsado de varios restaurantes de medio pelo por innovador, deberá trabajar de otra cosa (pintor) para poder encarar la paternidad con solvencia. En un lujoso geriátrico parisino además de pintar, conoce al grupo de cocineros a quienes de a poco comenzará a realizar sugerencias.
Alexandre asiste un día y prueba una de sus especialidades y decide contratarlo de manera temporaria. Desde ese momento la mentira regirá el destino de Jacky ya que deberá asumir su nueva tarea sin decirle nada a su mujer para evitar que tenga complicaciones en el embarazo.
Allí la película dará un giro para pasar de una comedia costumbrista clásica francesa a una “buddy movie” en la que Alexandre y su nuevo asistente Jacky harán lo imposible para poder mantener el “Cargo Lagarde” en lo más alto de la gastronomía mundial.
Narrada de manera lineal, con algunos acordes musicales para marcar los tiempos de comedia (innecesarios por cierto) que recuerdan a viejas películas argentinas de Olmedo y Porcel de los años ochenta del siglo pasado, “El Chef” se sostiene por el increíble histrionismo y oficio del gran Reno y por intentar en tiempos de egoísmo e individualismo, destacar el trabajo en equipo y la lealtad entre compañeros como valores esenciales para la vida.
Sobresale una pequeña participación de Santiago Segura como un experto en cocina molecular. Para salir del cine con ganas de ir a comer.