Resulta muy difícil ver un film de los hermanos Dardenne, y no sentirse atrapada por su construcción en todos los sentidos. Su profundo acento en la temática social, la salida redentora de sus personajes, y el cruce de límites de los cuales cuesta retornar. Todas marcas de la estética dardenniana.
Es posible que Rosetta sea, además de uno de sus mejores films, el referente de un canon propio, y al que siguen apostando, aún con el riesgo de bordear el complejo terreno de repetirse.
Esta vez la historia gira alrededor de un niño llamado Ciryl del que en principio sólo sabemos que desea recuperar una bicicleta y que vive en un hogar para niños en estado de abandono.
A medida que avanza el relato una peluquera se ofrece como hogar sustituto de los fines de semana, no obstante el niño insiste en ver a su padre, pero éste no quiere porque no puede “emocionalmente” hacerse cargo.
Sin duda esto irrita al espectador, es complejo entender tanta incapacidad e inmadurez. Esa otra de las constantes argumentales de su cinematografía “la incapacidad de hacerse cargo” de la responsabilidad que implica ser padres.
Para compensar, la verosimilitud siempre está puesta en los actos cotidianos, tanto realismo en muchas oportunidades desborda.
El niño deambula con su bicicleta por la ciudad, un acontecimiento complica su recuperación, y esto genera la lucha de Samantha (Cécile de France) quien a costa de perder a su pareja o endeudarse sigue apostando a dar amor y a construir un vínculo de madre e hijo.
Mientras tanto y sólo por momentos escuchamos a Beethoven que suena para dar mayor profundidad a los sentimientos que se producen dentro de ese niño, y que no consigue procesar y aceptar el abandono.
La interpretación de Sibyl es casi estrictamente visceral, hay pocas palabras… las necesarias para percibir que las heridas necesitan tiempo para cerrarse.
Un pequeño film hecho con la habitual maestría que los caracteriza, una actuación destacable de Cécile de France, un film ascético, casi minimalista, donde la insistencia y la dedicación de un ser humano por otro logra finalmente sanar.