Si hay algo que se destaca en la singular filmografía de Inés de Oliveira Cézar es tanto su preocupación por los universos femeninos como la construcción de los climas y su relación con las demás artes. Tanto sea teatro como artes visuales, sin olvidar su cercanía con la filosofía o la psicología. Esto último se lo ve desde la gestualidad corporal del personaje de Abril en La otra piel, su modo de comunicar lo que siente. - Publicidad - La relación de la cineasta con el teatro tiene que ver con su formación inicial y su preocupación visceral por el lenguaje, cosa que está presente en su personaje masculino quien recita una y otra vez “La terquedad”, metáfora del dramaturgo obsesionado. Otra de las metáforas es la partida o huida de Abril, quien de alguna manera más o menos directa, parte hacia un reinventarse que puede leerse como un cambio de piel, (la otra piel) y que habla de un posible cambio, como el que se da cuando se emprende un viaje hacia algún lugar. Ese viaje no solo sirve para trasladarnos desde un espacio hacia otro, circunstancial o permanentemente, sino que siempre nos da otra perspectiva respecto de la percepción de la realidad, sumada al resto de nuestras experiencias. La otra piel es una historia de desacomodo espiritual, es una historia de desgaste de deseo hacia el otro, es una historia de no saber qué se quiere, de no poder ser una misma. Un relato que termina con una escena perfecta, que habla de una relación indisoluble, que es la relación madre e hija, y que basta sólo un cambio que va del dolor, a la risa, para que el personaje de Abril se reconozca como en espejo en ese otro que es la primera imagen de nuestras vidas: la madre. La otra piel es un film independiente, grande en todo lo que logra transmitir, pequeño en cuanto a su producción, impecable en sus actuaciones, y en su fotografía. Diferente, como toda la filmografía de su directora, de una lentitud construida para sumar, que espero el espectador sepa disfrutar.
La certeza de que la memoria se alimenta más de los mitos que de la historia, constituye el eje de este inteligente thriller que reflexiona sobre nuestra identidad como país. - Publicidad - Sabemos que la Buenos Aires de comienzos del siglo pasado deseó siempre parecerse a París, de allí que se la llamase La París del Plata. Y si observamos a muchas de sus construcciones podemos reconocer como en espejo, sus casi perfectas semejanzas. Los Corroboradores es por una parte el nombre de este falso documental. Y por otra, el nombre de una sociedad secreta, compuesta por un pequeño grupo de hombres, una élite con el poder necesario para manejar el destino de la Argentina. Su director cuenta que la idea de realizar este trabajo se produjo durante una visita por la Feria de antigüedades de San Telmo, donde encontró una antigua postal de Buenos Aires con el sello del Busto de Jano. En ella, la ciudad, arquitectónicamente hablando, era otra. Y ese deseo de ser otro es una actitud que mantenemos a lo largo de la vida como nación. Bernardez se centra en este mito para construir un emocionante documental intervenido por la ficción. Para lograrlo lleva a cabo un extenso trabajo de campo – que le lleva 5 años) sobre el imaginario político, social y cultural de la generación del 80. En él descubre, literalmente, aquello que se encuentra frente a nuestros ojos, y que es gran parte de nuestra arquitectura del siglo IXX, y le da voz. El film comienza con una periodista francesa, que habla sólo esa lengua,- que vendría a oficiar como una cita de autoridad- que llega a nuestro país enviada por un diario francés a encontrarse con un hombre llamado Martín Dressler. Este nunca aparece, no obstante le va dejando una serie de postales en su hotel, las cuales serán las pistas necesarias para realizar su investigación. La mujer, que se hace llamar Suzanne se transforma en un detective, que oficia de otro modo, como parte de los entrevistados, aunque no muestra nunca su rostro. El resto de los personajes son especialistas en diferentes áreas: arquitectura, sociología, sicología, historia etc. Sus voces apuntalan el relato que va a derivarse en la conclusión, de que la prueba de copiar París en nuestra arquitectura iba mucho más allá. Porque todos los proyectos de ciudad, y las voces de sus políticos e intelectuales dan cuenta de un Plan fallido donde Buenos Aires pasaría a formar parte de la monarquía de Francia. Acontecimiento, que no sólo remite a copiar París en su arquitectura. Sino que era un Plan minuciosamente pensado por sólo 400 familias porteñas. La estrategia narrativa que se despliega a lo largo del relato hace que el mito vaya una y otra vez hacia el encuentro de la re significación de los documentos de la realidad, lo que remite a dar cuenta de esa verdad encubierta, que esconde cada relación. Y que cosa es más cierta para un país que se ha pensado siempre como otro, que moverse en la delgada línea que separa la realidad de la ficción? Inmejorable montaje donde se cruza la intervención de la ficción -limitada siempre por el trabajo con la verosimilitud -el material de archivo y el trabajo de campo, los cuales hacen de Los Corroboradores, uno de los mejores films del último año. Para no dejar de ver.
Monjes que parecen emitir cantos gregorianos, los protagonistas van subiendo literalmente las escaleras hacia Romaphonic ex Circo Beat, para comenzar a grabar en vivo su último disco: Transformación. Homónimo de este documental, primer largometrajedel cordobés Iván Wolovik, quien va a registrar con su cámara los 12 temas de “La Hermandad”, el quinteto liderado por el mítico Roberto –Palo- Pandolfo. El realismo facilita e instiga la empatía en este documental musical donde el espectador pasa a transformarse en el sexto integrante del conjunto. La idea de Palo Pandolfo es compartir al mismo tiempo esa energía que fluye entre los 5, convencido, de que el hecho de grabar en vivo intensifica la expresión artística, incluso como hecho antropológico. Y lo hace sin la intención de comunicar un éxito, sino un éxtasis, cuyas “…canciones van diciendo lo que va a pasar...“ Proceso que lo obliga a reinventarse desde un retorno a sus orígenes eléctricos, pasando por el Punk de los geniales “Sex Pistols” a los fines de los años 70. Se incluye además una sesión de yoga en plena sala, la participación de Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu y Los Tipitos como un modo de mirar hacia el futuro del rock, y al final una sesión de fotos. Tranformación es un disco imperdible, sin un solo tema de relleno, asombroso en su conjunto… un grito de alarma, una sirena. Un disco que se presenta con otra impronta, que se propone modificar la potencia e ir hacia la meditación. Que viene desde lo musical, desde la melodía, que es sin duda el alma de la música. Con todo lo que implica ver qué armonía sugiere determinada línea melódica. Sumada a la dura tarea del letrista, que se complica a la hora de trabajar improvisadamente, con estructuras más libres, sin un retorno. Y todo esto en 12 historias, que son como 12 cuentos, donde El Juego es rock, Drácula es dark, El niño de metal, pop rock…Un reflejo, -que es el leitmotiv del film- una balada psicodélica. La fuga un pop o un candombe futurista… una aparente mixtura donde cada tema encaja en el siguiente. Un trabajo documental que refleja el proceso creativo de un músico que se reinventa para reubicarse en la cima del rock argentino a la vez que posiciona a su director, quien transmite algo de la especificidad y la unicidad de este momento histórico, que sigue siendo una representación, privada, quizá, hacia la búsqueda de sí mismo.
Pierfrancesco Diliverto, mas conocido por PIF es un actor y conductor televisivo italiano muy popular en su país. También es director, y parte de sus guionistas en este film traducido como A la guerra por amor, trabajo que desde su inicio cuenta con demasiadas pretensiones y nunca llega a concretar eficientemente. Su hibridez – en el peor de los sentidos- finalmente, le quita fuerza a la hora de contar la historia. Basado en una historia real que deviene en leyenda, como rezan sus créditos, cuyo nudo dramático gira alrededor de Flora y Arturo, una pareja que se conoce en los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial a mediados de los 40. Se prometen amor… pero ella debe retornar a la Sicilia, porque su padre ya ha concertado su boda con otro, que no casualmente es sobrino de un capo de la mafia. Arturo es un cocinero que trabaja en un restaurante, y no tiene dinero para ir a buscarla para pedirla en matrimonio -como corresponde a una familia siciliana a ultranza,-or lo que se alista en la guerra como norteamericano, para poder conseguir la mano de su amada. - Publicidad - El film oscila entre una historia romántica con un viso de humor entre cándido e improbable, en un intento de acercarse al género de la comedia. Por otra parte está el aspecto dramático de lo que implica la guerra que, en realidad, aunque llega a tragedia no logra emocionar lo suficiente. Y está el tema recalcitrante de la mafia siciliana con todo lo que implica su poder omnipresente. Este sería el costado político- social del film que apuesta también a la tragicomedia. Todo esto mechado con algunos trazos costumbristas, bastante mal narrados. Dentro de ellos se delinea la historia de una madre y su hijo que esperan la llegada del padre que ha ido a la guerra, si bien es un relato tangencial, es posible que este sea el mejor logrado. En síntesis podemos decir, que dada su producción que no es poca cosa, su director no logra hacer reír al espectador, ni mucho menos emocionarlo. No obstante a los amantes del cine italiano no les va a hacer mella. Por lo que está todo dicho: Mucho ruido y pocas nueces.
Se estreno ayer Volver a empezar (Souvenir) con la indiscutible star del cine francés: Isabelle Huppert. Film que confirma una vez más su talento, su profesionalismo y su capacidad de componer diferentes personajes, fascinando y conmoviendo siempre al espectador. Huppert parece atravesar su mejor momento después de Elle de Paul Verhoeven o con El Porvenir de Mia Hansen- Love. - Publicidad - Esta vez dirigida por el belga Bavo Defurne, en su segundo largometraje, luego de sus siete reconocidos cortos. Contándonos esta vez una historia romántica con un tenue viso de drama con una Huppert que como si fuese poco vez canta y lo hace maravillosamente bien, no sólo con su voz, sino con gestos absolutamente personales. Sabemos que la reciente elección presidencial en Francia fascinó al público por la diferencia de edad entre Emmanuel Macron y su esposa Brigitte. Y este no es un dato menor ya que hace rato que se ha roto la única norma del debe ser de una pareja. Seguramente esta interpretación de Isabelle Huppert los va a fascinar aún más por la naturalidad y la ternura con la que sus personajes abordan la historia, que gira alrededor de Liliane, una ex cantante llamada Laura, que ha tenido su momento de gloria a finales de la década los 70. cuando obtuvo un segundo premio en el concurso europeo de la canción perdiendo con ABBA. Aquel evento -supuestamente fraguado-, sumado a un abandono de quien fuese su marido y manager la lleva a dejar de cantar y elegir trabajar en una fábrica decorando pâté todos los días hasta las 5 de la tarde. Para llegar luego a su casa a tomar una copa y a ver el mismo programa de televisión. Sumida en esa rutina insoportable conoce a Jean, un joven de 21 años, empleado temporario en la fábrica e incipiente boxeador con la ilusión de ganar su próxima pelea. El tema es que él la reconoce inmediatamente porque su padre es y ha sido un admirador de Laura. Ella en principio lo niega, pero luego acepta cantar en una oportunidad para complacerlo. De allí en más se inicia un romance entre ambos, que crece de a poco. La situación de un cantante maduro con una joven como parte de una historia de amor, nos lleva a recordar a Quand J’ etais traducido como El cantante (2006) con las excelentes actuaciones de otro star del cine francés: Gerard Depardieu con Cecile de France contado quizás con una mayor credibilidad. Lo cierto es que tanto Depardieu, como Huppert soportan el peso del cuerpo y el alma con la voz. Por lo que cabe decir por una parte que es probable que algún tipo de espectador reclame un poco más de realismo. Pero no se puede negar que la interpretación maravillosa de Isabelle Huppert- que logra transmitir mucho erotismo y sensualidad solo con su mirada -supera con creces cualquier tipo de obstáculo que presente el guión.
Se estrena este jueves La novia del desierto la ópera prima de Cecilia Atan y Valeria Pivato - Publicidad - La novia del desierto es -diciéndolo con cautela- tanto una road movie, como un viaje de iniciación, tan literal como metafórico. Tiene tres protagonistas principales: Teresa, (Paulina García) una empleada doméstica con más de 30 años en la misma familia, la que por razones económicas prescinde de sus servicios sin otorgarle ningún tipo de remuneración, sólo una recomendación para trabajar en San Juan. Allí comienza una peregrinación que tiene como primer acontecimiento el desperfecto del ómnibus. El que la deja a pie por el camino, y donde se cruza por primera vez con El Gringo (Claudio Rissi), un vendedor ambulante y puestero de la feria cercana al Santuario de la Difunta Correa. El olvido de un bolso con todas sus pertenencias, en la casa rodante del Gringo -al intentar probarse un vestido-, la forzará a un nuevo encuentro. Y allí el desierto… y un temporal, con toda su tremenda belleza inabarcable. En esa travesía lo más importante no será precisamente el destino, sino el proceso que va a atravesar esta mujer solitaria, introvertida y callada, acostumbrada a vivir la vida de los otros. Teresa va a pasar lentamente, -y con ayuda del Gringo- de una particular comodidad basada en la inacción, y en la entrega desmedida que supone haber criado como propio un hijo ajeno. La que sin duda es la pérdida más relevante que deja en Buenos Aires. A un espacio sin tiempo, quedando aparentemente a la deriva, y sin saber que hacer frente a esa realidad que la desborda. De tal manera, que el comienzo del film va a pasar poco a poco, de un tono dramático, a una historia romántica, tan tierna como perturbadora, no excenta de situaciones en cierto punto humorísticas. Ese humor sin prisas característico de ciertos lugares del interior de nuestro país. Es común asociar la palabra desierto con el Sahara. Lo que conlleva la idea de aridez, de tierras no cultivadas, de falta de agua, desolación, y nomadismo. Pero también está la idea de éxodo, de retorno a un espacio de espiritualidad. El legado del desierto sigue siendo expresado de diferentes maneras. Dentro del film, el desierto no opera solamente como una elección narrativa que leemos en el formato de sus encuadres, o en el trabajo con el sonido y en el contexto de ambientación de decorado. Sino que este, mediado por el Santuario de la Difunta Correa se encuentra atravezado, por un profundo sentimiento basado en la fe y la esperanza. Por esto ese espacio abierto tiene una función tranformadora. Que se va a extender a los cuerpos de sus protagonistas. La novia del desierto es un film de climas, que aborda temas tan universales, como la necesidad de creer en alguien superior, la solidaridad y la necesidad de amar, sin caer en ningún momento en lugares comunes. La Difunta Correa junto al Gauchito Gil, representan uno de los cultos populares más arraigados en el imaginario de la Argentina, -que se dice viene desde el siglo XIV- . Valdría recordar la reciente Gilda, no me arrepiento de este amor (2016) de Lorena Muñoz, que es parte de los cultos populares. Y el caso, es que todos en un punto podemos identificarnos con ellos, ya que tanto humanos, compartimos las situaciones límites de la existencia. Por esto este film es en sí mismo una gran metáfora, que sólo puede entenderse desde su conjunto, incluyendo su título indispensable, claro está. Formidables actuaciones, impecable fotografía, ambientación, sonido y música, son parte un relato sencillo basado más en la mirada, que en la palabra. Una propuesta minimalista, sensible, construida para un gran abanico de espectadores, un logro no menor en ésta excelente ópera prima del potente dúo formado por Cecilia Atán y Valeria Pivato. FICHA TÉCNICA Escrita y Dirigida por: Cecilia Atan y Valeria Pivato Director de Fotografía: Sergio Armstrong (Neruda, El Club, No, Desde allá) Directora de Arte: Mariela Ripodas (Al final del túnel, Eva no duerme) Diseño de Vestuario: Beatriz Di Benedetto (Los que aman odian, Lulú, Wakolda) Montaje: Andrea Chignoli (No, Violeta se fue a los cielos, Tony Manero) Música Original: Leo Sujatovich (La Antena) Cast: Paulina García (Gloria, Little Men), Claudio Rissi (Aballay, el hombre sin miedo) Productores: Cecilia Atán – Valeria Pivato Ceibita Films / El perro en la luna Eva Lauria – Raúl Aragón Productores Asociados: Zona Audiovisual / Haddock Films Lucero Garzon / Florencia Poblete Carolina Álvarez Distribuye en Argentina: Primer Plano Film Group Distribuye en el mundo: Cité films
El film de Ana Piterbarg, la directora de Todos tenemos un plan (2012) apuesta al género fantástico, partiendo de la leyenda de Krampus, una bestia que habita en las profundidades de la tierra. La historia pertenece al folklore de los países alpinos. Y se remonta a 10.000 años atrás. Hijo de una mujer y una bestia que se dedica a torturar a mujeres, niños y hombres, se dice que fue seducido por una hada buena. En vísperas del año nuevo retorna a torturar a los llamados Andreas y viene a exigir dulces y cariños. Cuando estas necesidades no lo satisfacen se apodera de los sueños del personaje. (Andreas), quien se transforma literalmente en la bestia. Causa por la que se pelea con su novia y se va a vivir a al departamento de un tío, en un edificio lúgubre. Espacio al que se suma la elección del blanco y negro, que contribuyen al clima de una atmósfera perturbadora. Paralelamente Andreas como guionista y director de teatro, ensaya una obra donde la historia se desarrolla dentro de un mundo pesadillesco y confuso, donde se plantean propuestas, que no arriban a ningún lugar… y se desvanecen una y otra vez. El planteo del film que es mostrar la destrucción mental y física del personaje, coincide con la ficción teatral. El tema es que tanto uno como otro, tambalean a lo largo del relato por exagerada pretensión, o por una buscada similitud. Por otra parte hay un juego entre lo fantástico en relación a las historias de las bestias míticas y al terror y a las especulaciones sobre como podría ser la realidad. Que de hecho se ve analizada por su terapeuta, quien le pide que escriba sus sueños. Y por otra, toma algunos elementos del genero maravilloso , como son las hadas , y claro, también los monstruos. Seres que pueden hacer daño y que viven en el fondo de la tierra o el mar. Lo cierto es que ex profeso en el mejor de los casos, o porque el planteo hace agua por momentos, o por ambos al mismo tiempo. La torturada trayectoria interior y exterior de Andreas no resulta lo suficientemente creíble, porque solo con los estados anímicos y las sensaciones no se alcanza a definir la propuesta. Los trazos que arañan lo real, si bien dan cuenta de esas formas que se abren camino en el inconsciente, ni con las alucinaciones , ni con las pesadillas irracionales logran convencer cabalmente al espectador.
Los ganadores es la continuación de ese homenaje al cine no profesional, que fue Amateur, documental que narra una sensible y creativa historia del Super 8, desde las videografías de tradición familiar. Y cuyo objetivo era también contarnos la historia de Jorge Mario, un odontólogo entrerriano, y polifacético artista, que hace 40 años había realizado un western, y estaba dispuesto a realizar su remake. Esta vez Frenkel quiere contarnos la historia de un premio. Y para hacerlo parte de la curiosidad que le genera comprobar que existen decenas de premios, y por lo tanto centenares de premiados, casi todos del interior de la provincia de Buenos Aires y del interior del país. Los Ganadores es en algún sentido un film discretamente desopilante, que genera risa, porque existen ciertos supuestos que giran alrededor de cómo nos vestimos, qué comemos, cómo nos comunicamos, cómo y por qué recibimos un premio, cómo es que llegamos a obtenerlo, de qué manera juega nuestro ego, que tan visible es, cómo le comunicamos al otro esa alegría, cómo la compartimos, y … así siguiendo. Esta es la razón que generó en mí la asociación con el film francés El gusto de los otros de Agnes Jaoui y Jean Pierre Bacri, (2000) donde también hay más de una decena de historias que contribuyen a que veamos cómo se cristalizan las pautas culturales de una sociedad, -donde saber, deseo y poder se asocian- y hacen espejo con todos los prejuicios y presupuestos, que nos preceden. Y esos resultan luego los códigos que nos manejan, aunque no todos sean aquellos con los cuales nos manejamos. Y todo esto que parece algo así como un juego de palabras es lo que hizo que muchos espectadores se preguntasen: si su director tenía una opinión formada al respecto. Cuando fue en todo caso algo que lo había impactado emocionalmente, al asistir a la entrega de un premio que iba a recibir Jorge Mario, y donde vio que allí había una película. Sí estos realizadores (Los Ganadores) eran conscientes de que los otros los percibían con algo más que irónico? Cuando hubo un acuerdo previo, donde a ellos seguramente no les importe esto. Porque por una parte, esta no fue la mirada de su director. Aunque sí piense que la mirada irónica puede resultar resbalosa, y la mirada resbalosa puede ser irónica. Y que justamente sea ese juego el que le interesa, el de la incomodidad. Y porque no encuentra demasiada diferencia con otras galas…. y porque ellos en todo caso se sienten felices con este logro, y así lo comparten. Porque todos somos ganadores en algún sentido. Y de esto puede hacerse un estudio antropológico, que se leerá en dependencia del lugar en el cual nos paramos como espectadores. Y también esta el fraude y la estafa que los premios fuesen comprados, que es lo primero con que su director se encontró. Aunque después se fue conectando desde otro lugar con sus personajes – reales-. Seguramente este documental moverá a la reflexión: las historias que se cuentan son historias que no especulan con las emociones, ni tampoco son grandilocuentes, son simplemente historias de personas que hacen cosas a veces muy particulares, por momentos increíbles, y allí reside gran parte de lo desopilante. Pero lo más importante es que son historias de personas. Y dentro de lo humano hay también mucho de ternura, de gente que se conecta, que la pasa bien, y que encima se emociona. Y que puede ser más importante, que exista algo que logre emocionarnos. Y porque eso es también el cine, sino no lo es. Y porque…sabemos, el mundo no es ni más feo, ni más bello, sino sencillamente lo que es, y hay que apreciarlo por lo que es.
(Advertimos que esta nota cuenta elementos fundamentales de la trama) Explorando el terreno de la perversidad Elle, de Paul Verhoeven, -el director holandés de Instintos básicos (1992)- es una adaptación de la novela Oh del francés Philippe Djian. Cuenta en su reparto no solo con la gran Isabelle Huppert sino también con Laurent Laffite, Virginie Efira, Charles Berling, Anne Consigny y Judith Magre. Es el décimo sexto largometraje, a sus 78 años, del realizador. Tener la pretensión de realizar una sinopsis de este thriller psicológico con múltiples tramas, no es que sea una tarea imposible sino que probablemente sea una elección reduccionista. Ya que no contribuye a dar cuenta de todas las virtudes del favorito en Francia para representar a su país en la preselección de los Premios Oscar. Isabelle Huppert realiza una de sus mejores interpretaciones en su intensa y genial carrera. Caracterizada por una sensualidad perturbable, en la que se borran los límites entre el bien y el mal, donde el temor, el miedo y la vergüenza no alcanzan para frenar las pulsiones. Terreno en el que reside la maravilla de una trayectoria tan prolífica, como premiada. Sí, …hay un solo premio que no ha obtenido, y ese es el Premio Oscar. La historia es más o menos así: Michele acaba de ser violada brutalmente en su casa, por un encapuchado con ropa de esquí. Ella no da cuenta a la policía porque no quiere darle motivos a la prensa para usar una historia macabra que vivió cuando niña. Es una empresaria exitosa, separada de un marido al cual cela, con un hijo que le falta madurar, y cuya pareja acaba de tener un hijo, que ha reconocido como propio, aunque visiblemente no lo es. Mantiene una relación superficial de algunos meses con Robert. el marido de su mejor amiga Ana, quien es una bisagra en su vida. No sólo por su cercanía de orden amoroso, sino por una comprensión, y una cercanía del orden de lo espiritual. Por otra parte Ana y Robert son socios en su empresa de video juegos, también muy particular, cuyo contenido potencia la atmósfera enrarecida. Su padre, en la década del 60, salió de su casa enfurecido por un hecho trivial y asesinó a 27 personas incluyendo niños, (a los cuales solía hacerles la señal de la cruz en la frente cuando asistía a misa los domingos ). Eso sin contar los 6 perros y otro tanto de gatos. En ese entonces ella tenía 10 años y fue protagonista de una emblemática foto, que dio vueltas el mundo, y ahora estaba olvidada, como casi todos los registros de los acontecimientos trágicos, porque de otro modo no se podría sobrevivir. Allí Michele aparece parada, con su mirada vacía mirando a la nada…con todo el cuerpo lleno de cenizas y en medio de un caos. Ya que su padre luego de matar a medio pueblo intentó quemar toda su casa. Hecho que le valió para la prensa el nombre de – la niña ceniza- Paralelamente al episodio de la violación, su padre intenta tener una audiencia para pedir su libertad condicional, la cual le es denegada por 10 años más. Por otra parte, su madre es una mujer que no ha aceptado el paso del tiempo, y que se encuentra desfigurada por cirugías estéticas mal hechas, y anuncia patéticamente en una fiesta de Navidad, que va a casarse con un hombre que puede ser su hijo, y que vive de lo que la hija le provee. En realidad ella es el sostén económico de toda la familia. En esa misma fiesta inicia un coqueteo con su vecino de enfrente, quien estaba también invitado con su mujer. Mientras busca al culpable dentro de su empresa, deja a Robert, y le cuenta la verdad a su amiga. De allí en más el deseo de vengarse, se entrecruza con su impulso más genuino, que es el que genera ese estado emocional por momentos confuso. Aunque es claro desde el inicio que ella cuenta, a pesar de lo vivido, con la suficiente fuerza para demoler a quien intente destrozarla. Si bien en una primera instancia el peligro y la violencia suscitan terror en el espectador. Luego el suspenso se concentra en su problemática privada… es decir, en el lugar desde donde se expone mentalmente. Una de las estrategias narrativas son los flashbacks, que nos permiten conocer los traumas de su pasado. Lo que por otra parte hace que por momentos no sepamos qué es real y qué es producto de la imaginación. O sea, si son sus situaciones traumáticas las que provocan sus filias y deseos reprimidos, o si simplemente este es su verdadero yo, característica del géner, que hace además que estas emociones no puedan sernos reveladas.
Biopic de homenaje a una estrella olvidada Monsieur Chocolat es una adaptación libre de la obra “Chocolat Clown Nègre” de Gerard Noiriel. Esta superproducción, con un gran éxito de taquilla en Francia, narra la vida de Rafael Padilla, quien junto a Georges Footit revolucionara el universo de los payasos, instituyendo para siempre el dúo del augusto y el payaso cariblanco. Padilla, más conocido como Chocolat, fue el primer artista negro que se consagró como estrella de circo en el París de principios del XX, en plena Belle Epoque. El film rescata tanto su vida como su obra con la idea de hacer un Biopic con compromiso intelectual y emotivo, con un tema como es el racismo, que va adquiriendo excesiva prominencia a medida que avanza el relato. Aunque mediado por la retórica de la objetividad representada por la historia artística de este dúo. Por lo que los códigos cinematográficos crean una mirada dirigida hacia la historia real, que resulta tanto ética, como política e ideológica. Pero que deviene demasiado pedagógica. Y este es su punto más débil. Ya que -como la superproducción que es – cumple más que satisfactoriamente con todos sus rubros, comenzando por la actuación de James Thièrree, un Footit chaplinesco, que tiene al final del film una de sus mejores escenas. Una reconstrucción de época impecable, y una excelente fotografía que por momentos intenta devenir metafórica. No hay que olvidar que la fuerza productiva reside más en las imágenes que en las palabras, si bien estas son importantes a la hora de ver la evolución psicológica del personaje de Chocolat. Monsieur Chocolat es un film que homenajea a esta gran estrella olvidada, que tuvo una vida trágica y que fue una víctima del racismo de la época.