La niñez en dos ruedas
Los hermanos Dardenne (Jean Pierre y Luc), directores y guionistas de la película, comenzaron su carrera realizando documentales para luego sufrir una transición hacia el cine de ficción ya que de acuerdo con el mayor de los hermanos, Jean Pierre, “La realidad siempre es menos interesante que la ficción”. Han trabajado juntos por más de 20 años y han producido, dirigido y escrito películas como “El silencio de Lorna”, “El niño”, “Rosetta”, entre otras; cintas que por cierto no vi, lo que me hace dar cuenta de que tengo un poco abandonado el cine europeo. (Siempre pasa lo mismo, mientras más uno conoce, más se da cuenta de lo que no conoce).
Este pasado en documentales marca su estilo cinematográfico actual, realista, dramático y con crítica social, y en “El niño de la bicicleta” esto queda claro desde la premisa.
Cyril (Thomas Doret) es un chico de 11 años a quien su padre (Jeremie Renier) deja en un hogar infantil para que pase un mes allí, teóricamente esta estadía iba a durar solo ese período. Es por eso que pasado ese lapso de tiempo el niño comienza una frenética búsqueda de su padre, para luego enterarse de que este no solo se mudó, sino que también vendió la bicicleta que Cyril tanto quería.
En esta búsqueda el chico cruza caminos con Samantha (Cecile De France), una peluquera quien siente lástima y ternura por él hasta el punto que accede a que Cyril se quede con ella los fines de semana. Ella lo intenta ayudar en la búsqueda de su padre, y sobre todo le intenta dar el amor que un chico sin madre (no sabemos qué paso con ella) y con su padre desaparecido, tanto necesita. El relato se amplifica con las emociones de esta asociación.
En la mayoría de los casos suele haber conflictos cuando los chicos tienen roles importantes en las películas, más aún cuando son los protagonistas y tienen escenas cargadas de mucha emotividad. Esta película no es la excepción. No es que Thomas Doret esté mal en el papel de Cyril, sino que no logra ser ni consistente, ni convincente, y ya que es quien más tiempo está en pantalla, eso genera un problema. El libro no resuelve bien el sostén de algunas escenas y estan no lucen lo acabadas que podrían pensarse, de acuerdo a la naturaleza del conflicto en juego.
En el debe, también hay que señalar que la manera en que se encara la temporalidad quizás no sea la mejor.. Más allá de que forme parte de la estrategia plantearlo así, el espectador necesita encuadre a la hora de organizar el tiempo cronológico (al menos en un relato como este). En el haber, la historia es interesante, el conflicto es bastante empático y la atmósfera, amable. Es evidente que toca nuestras fibras sensibles. Y más allá de algunos desniveles narrativos hay que reconocer que se disfruta sin mayores dificultades..
Es evidente que la película aborda un tema cercano, un tópico que nos incluye a todos, ya sea como padre o como hijo, y es la necesidad de amor, de cariño y de un núcleo familiar que tienen todos los chicos del mundo. Un niño debería preocuparse por divertirse, por jugar y no por los problemas del mundo exterior, ya va a tener tiempo para lidiar con ellos. Desde esa perspectiva, quizás "El chico de la bicicleta" puede constituirse en un llamado de reflexión sobre ciertas cuestiones universales en relación con la infancia.