De Hungría, con sorpresa
Cuando uno podía pensar que ya todo estaba inventado, aparece un húngaro diseñador de videogames y saca de la galera una de las mejores y mas extrañas películas estrenadas este año. "El ciclo infinito" es, en parte, un homenaje barato a "2001 odisea del espacio" de Stanley Kubrick, y también una pesadilla metafísica que tiene mucho que ver con la tradición de ciencia ficción de Europa oriental, empezando por la literatura de Stanislav Lem.
La película es realmente ingeniosa, hábil para armar un concepto ciento por ciento original contando con un presupuesto casi nulo. Un astronauta sufre el aviso de que algo muy raro está pasando, "hay lecturas extrañas" le dicen desde la base, señalando que también hay "una niebla nociva". La voz de la base repite que todo es "muy raro" y el astronauta aparece en una especie de techo, donde le habla un sujeto enmascarado, lo invitan a una fiesta tecno y luego nota que hay pobladores de un pueblo cercano que quieren matar a todo el mundo.
La situación es incomprensible, tanto para el astronauta como para el espectador, pero entonces todo vuelve a cero, el protagonista vuelve a aparecer en el techo, le hablan los enmascarados aunque ahora le dicen otras cosas tan absurdas como las de antes, pero distintas. Y el ciclo se repite a lo largo de los vertiginosos 78 minutos de proyección con sutilezas cada vez más raras. Por ejemplo, en un momento alguien le dice a otro que la niebla los rodea y la gente está saliendo a matar, pero su interlocutor sólo desea que le conviden una cerveza.
Las imágenes oscuras, bien kafkianas, se mezclan con multicolores tomas psicodélicas remedando el largo final de "2001", solo que con la mas alucinante música tecno del músico húngaro Kinga Szasbo el soundtrack es todo un descubrimiento, y justifica por si solo el precio de la entrada al cine. Las imágenes son bellas, y las ideas formales que desarrolla el director debutante Zoltan Sostai son únicas y dignas de ver más de una vez. Destinado a film de culto, ojalá sea el comienzo de una carrera cinematográfica con más delirios maravillososos como este "ciclo infinito".