Este cielo puede esperar
El padre Pablo es un joven cura que vive en un seminario y que tiene una crisis de fe, producto, entre otras cosas por una mujer, Ceci, y por un anciano sacerdote que le propone realizar un crimen. Pablo no sabe si confiarle todo esto a sus superior, el padre Orbe, o no.
“El cielo elegido” no es el primer film que muestra sacerdotes con crisis de fe. El problema de “El cielo elegido” es que, por más que se lo quiera levantar, el guión es realmente insalvable. Los diálogos entre los tres curas y sus crisis son charlas que podrían tener preadolescentes que recién empieza a conocer algo de Dios y no de tres sacerdotes, conservadores por su vestimenta, que viven en un seminario.
El film comienza bien y pretensiosamente quiere mostrar algo más profundo que los solos actos que realizan los curas, y termina en una mezcla superficial de policial e incluso en un momento hasta lindando con lo sobrenatural. Incluso los personajes son incoherentes.
Osmar Núñez que comienza realizando una gran actuación, de repente se convierte en amanerado por obra y gracia de quien sabe quien., desperdiciando así a un gran actor. Juan Minujin, quien venía realizando muy buenas actuaciones cinematográficas, no logra que su personaje sea creíble, o el director no logra marcarlo lo suficientemente bien como para que lo logre. Osvaldo Bonet es el único que se salva en cuanto a la actuación, más allá que es incomprensible el porque su personaje se encuentra en un seminario.
Obviamente esto no es culpa de los tres grandes actores. Ni siquiera una muy buena realización en lo que a fotografía y la parte técnica se refiere, puede salvar un guión no creíble e inconsistente. “El cielo elegido” realmente puede quedarse ahí. Esta vez, el cielo puede esperar. “El cielo elegido” es un film que demuestra que muchas veces ni los mejores actores, ni los mejores técnicos pueden salvar un guión.