Un cielo lleno de dudas
ablo (Juan Minujín) es un cura joven, con una crisis de fe. Sus dudas parecen las típicas que un cura podría tener al comienzo de su carrera, sus planteos parecen lógicos. Pero a medida que la película avanza cada vez hay más factores que atentan contra su fe: una joven que visita la parroquia y quiere acercarse demasiado, secretos oscuros que guarda su superior (Osmar Núñez), y un viejo cura (Osvaldo Bonet) al que debe cuidar, que no hace más que perturbarlo con sus planteos, y parece empeñado en alejarlo de su camino.
La película comienza como un drama que muy pronto se convierte en un thriller, por su estructura oscura, porque cuesta saber quién es quién, a la espera de una traición o una revelación, que no se sabe por donde vendrá.
Así acompañamos a Juan durante su búsqueda, sus dudas, y el camino que recorre para saber qué es lo que quiere y en qué cree. Hasta ahí el planteo de la película es interesante, pero después los temas se multiplican. La tentación, la duda, la corrupción en la iglesia, un crimen, y hasta un guiño hacia lo sobrenatural, elementos que deberían cerrar en algún momento.
Técnicamente, el filme es de una prolijidad absoluta, impecable en lo visual como en lo sonoro. Es destacable el comienzo de la película, cuando Pablo entra a una cárcel durante un motín, llamado por uno de los presos. Realmente entramos en la película, y queremos acompañar a ese joven lleno de dudas que no sabe qué hacer con todo lo que está presenciando.
Las actuaciones también son muy buenas, especialmente las de Osmar Núñez y Osvaldo Bonet. Pero más allá de las buenas actuaciones y lo bien filmada y narrada que está la historia, hay una importante falla en el guión, que no hace más que sugerirnos cosas, y agregar demasiados hechos aislados, opciones de lo que podría llegar a ser, pero finalmente la historia nunca cierra, todo el tiempo creemos que hay algo más, y finalmente no hay nada.