Lo nuevo de James Ponsoldt indaga sobre los efectos colaterales de la tecnología y el capitalismo extremo, a su vez que señala una nueva forma de poder: la información.
Mae (Emma Watson), es una joven que vive en un pueblo del sur profundo de los Estados Unidos y trabaja en el call center de la empresa de agua del lugar. Mae, estudió arte y está un tanto hastiada de su vida, hasta que un día recibe “la llamada”. Su amiga le consigue una entrevista en El Circulo, la empresa de tecnología que está revolucionando al mundo.
Tras una entrevista atípica e informal, debido a sus audaces respuestas, Mae será contratada por la compañía. Lo que comenzará siendo un trabajo común, bajo el lema de “mejorar el mundo”, gradualmente se irá convirtiendo en una especie de secta informática, teniendo en cuenta que, a través de un innovador sistema operativo, la finalidad de El Círculo es unificar los datos personales de cada individuo.
El líder de la compañía, Eamon Bailey (Tom Hanks), utilizará a Mae para ser una “transparente”. Para que forme parte de un experimento que redefinirá los límites éticos de la privacidad. Cada decisión que ella tome, no solo afectará su vida y la de sus seres queridos, también la de toda la sociedad. Mae se transformará en una especie de gurú tecno, sin tener en cuenta las posibles consecuencias.
En El Círculo, a Emma Watson le toca sostener de lleno una historia que no logra generar ningún tipo de clima, ni atractivo. Un relato que se sumerge en tópicos clichés del cine y la televisión, y lo hace equívocamente. El prólogo se extiende demasiado, su conformación narrativa está muy alejada del tono del thriller e incluso se crean situaciones mal resueltas e inverosímiles. Ni a Tom Hanks se lo nota convencido en su papel.
Aunque alude a un tema relacionado a la revolución digital, la cinta, en su forma, no es para nada insurrecta. Lo más osado que podremos ver son algunas tomas hechas desde un drone. Remarcando un tono didáctico y aleccionador, El Círculo se propone hacernos “reflexionar” sobre las consecuencias del abuso de la tecnología en nuestra sociedad y cómo el poder corrompe al hombre, a través de una metáfora burda y superficial. Sale exenta Emma Watson, que hace lo imposible para mostrarse natural en el contexto.