Aronofsky transformó a Natalie Portman en un cisne negro
El mundo del ballet ha sido tomado en las bases argumentales de muchas realizaciones cinematográficas..
Las películas más famosas "de baile clásico" fueron "Las zapatillas rojas" (Michael Powell y Emeric Pressburger, 1948), "Momento de decisión” (William Dieterle, 1977), "Noches de sol" (Taylor Hackford, 1985), y más recientemente la producción de Robert Altman "The company" (2003), películas que se encasillaron en el romance y el drama.
El cineasta Darren Aronosfky (“El luchador”, 2008), en realidad concibió la idea de realizar un thriller psicológico y lo ubicó en el ámbito del ballet.
El resultado de su película es muy diferente al de las mencionadas en el segundo párrafo, si bien los "balletómanos" disfrutarán de escenas de danza, el fondo argumental dista de ser edulcorado, está muy alejado del romanticismo y es por lo tanto más afín al cinéfilo del siglo XXI.
La pieza de ballet "El lago de los cisnes", es el soporte de la trama principal.
Nina, la protagonista de la historia, es conciente de que es una bailarina "del montón" que tiende a la mediocridad, por lo tanto la única manera que tiene de permanecer en una profesión tan exigente como efímera es perseverar en su dedicación. (Ver información complementaria)
Cuando Nina es seleccionada para "bailar" a la protagonista de la inmortal obra de Tchaicovsky se produce un “shock” en su vida. Se trata del rol más ambicionado por las profesionales de la danza, pero también uno de los más complicados al tener que interpretar a un personaje que se desdobla para mostrar el mal y el bien que cohabitan en su interior.
La muchacha frágil, introvertida, con una pureza de pensamiento inusual para el medio en el que se desenvuelve, posee una personalidad que está muy cerca de "el cisne blanco" y eso hace que el director artístico la tenga como primera opción.
Pero también deberá interpretar a "el cisne negro”, lo que hace que su inseguridad se incremente y de lugar a reacciones que no puede controlar.
La neurosis en la que se sumerge está desarrollada en pantalla con escenas de autodestrucción, paranoia e intentos de desinhibición.
El director Aronosfky utiliza los delirios de la joven psicótica para mostrar, mediante subtramas, el mundo del ballet con sus brillos, pero también sus miserias como la competencia que potencia la inseguridad, los celos profesionales, los amores fugaces para obtener un rol, los enamoramientos circunstanciales, las "torturas" del entrenamiento y las secuelas físicas en el cuerpo de los bailarines, además de los instantáneos reemplazos ante la menor eventualidad.
También el realizador se detiene en una subtrama que quizá sea la más importante: las ambiciones de una madre proyectadas en su hija y de qué manera recaen en ésta última esas exigencias.
Natalie Portman como Nina realiza un trabajo brillante. Más allá de su adecuación al "physique du rol" (tuvo que adelgazar y estudiar las bases técnicas de la danza), y que en determinadas escenas de baile fue necesario (y lógico) que la doblara una bailarina profesional, su labor en esta oportunidad sobresale de todas sus actuaciones anteriores. Son admirables los recursos actorales que utiliza para remarcar los matices de los diferentes estados mentales por los que pasa la protagonista.
Vincent Cassel como el coreógrafo Thomas Leroy realiza también una excelente labor, con su imagen ayuda a que el espectador lo asocie a Baryshnikov, y al remarcar a un minucioso puestista convencido de lo beneficioso de la perdurabilidad de una compañía de ballet recuerda al argentino Wainrot.
Es destacable la labor de Mila Kunis, como Lily, la antagónica compañera de elenco de la protagonista para quien significa la amenaza de que la reemplace., y también la de Bárbara Hershey como la madre.
Un párrafo aparte merece Winona Ryder como la bailarina que ha sido descartada, a la que imprime un estado depresivo que, sin embargo, deja vislumbrar un resto de la energía que la llevó alguna vez al estrellato.
Con este elenco tan homogéneo Darren Aronosfky logró el thriller psicológico que elaboró durante quince años. Utiliza todos los elementos del género sin obviar escenas eróticas tanto heterosexuales como de lesbianismo
Se trata de una realización con una profundidad subyugante pero dotada de una agilidad que hace que desde la platea se esté de manera permanente atento al desarrollo de la historia.
El espectador ve una reposición de "El lago de los cisnes" desde su gestación, pasa por los ensayos y culmina con la representación.
Un deleite para los espectadores de danza, y mucho más para los fanáticos de esta pieza de ballet, pero también para los cinéfilos.