Es interesante como se dieron las cosas.
Después de El luchador, el director Darren Aronofsky iba a dirigir El ganador, la biografía del boxeador Mickey Ward, que casualmente se estrenó también esta semana.
Sin embargo luego se bajó del proyecto porque no quería volver a repetir otra historia de deportistas si bien las disciplinas y los conflictos eran distintos.
Lo cierto es que abandonó esa producción para hacer El cisne negro que paradójicamente tiene más puntos en común con El Luchador de lo que uno se podía haber imaginado.
En ambos casos tenemos como protagonistas a dos personas que buscan la gloria y en el camino de esa meta inician toda una odisea de autodestrucción personal, que de a poco los va consumiendo física y emocionalmente.
Lo loco de todo esto es que el mundo del ballet, que en teoría es el polo opuesto de la lucha libre, desde la visión de Aronofsky resultó mucho más oscuro e intimidante.
En El luchador lo vimos a Mickey Rourke participando de combates muy violentos, pero cuando terminaba el show todos los deportistas tenían una gran camaradería entre sí. Nadie buscaba matar a su oponente en el ring.
El fílm hizo mucho hincapié en esta cuestión.
Ahora bien, el mundo en el que se desenvuelve la atormentada Nina Sayers (Natalie Portman) en El cisne negro es un gran nido de serpientes donde la competencia saca lo peor de las bailarinas.
A través de ese contexto el director desarrolla un intenso cuento sobre la búsqueda obsesiva de la perfección, que en más de una ocasión ofrece momentos surrealistas dignos de películas de David Lynch y David Cronenberg.
Natalie Portman brinda una interpretación increíble con este rol protagónico que representa probablemente el mejor trabajo de su filmografía hasta la fecha. Nina Sayers era un rol que demandaba un serio desafío psicológico y físico al que Portman enfrentó con éxito para destacarse en el cine como nunca.
Una sorpresa también es Mila Kunis, quien está muy bien en en su papel y hasta hace menos de un año estaba trabajando en producciones clases B que se editaban directamente en video.
El cisne negro es una experiencia interesante y oscura con la que Darren Aronofsky suma otra buena película en su filmografía.