Un film poderoso.
¿Qué ocurre cuando a los cines llega uno de esos films con mucha repercusión favorable de la crítica extranjera, tanto murmullo, nominaciones y premios varios?
En cinéfilos y espectadores atentos a la cartelera, genera una movilización aún mayor hacia la expectativa que se pueda tener de la obra, en algunos casos, indagar sobre de qué va el film, ver cada trailer que las distribuidoras van lanzando a medida de saciar esta hambruna, en la actualidad, leer foros, noticias, críticas, notas, comparaciones.
El Cisne Negro no escapó a ninguna de estas premisas, a mi parecer constituye uno de esos films “poderosos” en los que la primera visión marca un quiebre en el espectador, las herramientas cinematográficas utilizadas por el director han funcionado de manera tal que repercutieron, generaron cambios, clickearon mentes. Inclusive a nuestra redacción nos ha brindado un incentivo extra para escribir y abarcar distintas ópticas del film.
Ahora, toda esa movilización previa que destaco, ¿sirvió para algo?. Indefectiblemente si.
Darren Aronofsky, director con trabajos si bien dispares en su haber, de violencia exacerbada, gráfica y oscuros relatos, hace dos años atrás logró la maravillosa El Luchador, film que hizo resurgir la emblemática carrera y performance actoral de Mickey Rourke. El Luchador tenía alma.
Luego de ese proyecto, Darren se involucró en otro del cual se desligó de la dirección y hoy, curiosamente, por esas cosas del destino se encuentra entre los mejores films del año 2010, tambien concursando por la famosa estatuilla dorada, El Ganador, otra historia de boxeo, real, dentro de la cual, culminó tomando el puesto de productor.
El Cisne…ha de ser infinitamente comparable con Las Zapatillas Rojas de Hans Christian Andersen, aquella obra maestra en Technicolor dirigida por Powell y Pressburger, film preferido de Martin Scorsese, restaurado y exhibido en Cannes hace dos años atrás, donde se imponía la premisa del “danzar por la vida”. Una bailarina de por medio, una compañía de ballet, un jefe, la puja entre la carrera y el amor, la perfección. Tambien contaba con el desempeño de un genio en materia de dirección de fotografía: Jack Cardiff, reconocido por ligar la luz pictórica al traspaso cinematográfico, según sus palabras “la misma cosa”, una pincelada o una filmación, la impresión sobre una tela o sobre un fotograma. Las Zapatillas…se excedía en colores, traspasaba ese umbral, El Cisne…por contrario, sólo se abstiene al blanco y negro, en vestuario, iluminación, decoración, en el mismo personaje, cisne blanco y cisne negro.
El Cisne…puede considerarse como una revisión macabra del otro título, ambas navegan por el género dramático, comparten un tono siniestro, pero El Cisne…va un poco más allá, indaga en otras cuestiones inherentes al estado de la bailarina, sus obsesiones, un entorno maternal digno y reminiscente a otro film, en éste caso de horror (Carrie), paranoia, y subsiguiente búsqueda de la perfección. Todo este agregado, no hace más que desbalancear el foco sobre el tema principal, los mejores momentos del metraje, su inicio y fin. En mi opinión, El Cisne…posee un gran problema en su guión y está relacionado a cada uno de los personajes secundarios, no hablo de Natalie Portman, quien logra su mejor rol hasta el momento, virginal, cínica, desprotegida, perfecta, sino hacia el resto, su madre interpretada por Barbara Hershey, sobre quien con menores recursos empleados su rol quedaba implicitamente identificable al personaje de una madre sobreprotectora. Lily (Mila Kunis), como la bailarina que provee la desesructuración de Nina (Portman) y Thomas (Vincent Cassell), el jefe del ensemble del ballet, roles que por el contrario al interpretado por Hershey, jamás llegan a una profundidad tal, a ser “realmente” malos, extremos como podrían haber sido, producto que sólo es entendible gracias al giro argumental que trancurre en la transformación de la bailarina. Y sin olvidarnos del pequeño papel de Winona Ryder, completamente innecesario respecto a cada una de sus limitadas apariciones que la involucran a este film.
Nina es la integrante del ballet elegida para encabezar una nueva versión de “El Lago de los Cisnes”, ballet cuya linea argumental atraviesa el acto de la transformación de una mujer convertida en un cisne blanco quien ante la pérdida de su amor a manos de otra mujer se convierte en un cisne negro, su opuesto.
Muy pocas veces me ocurre, tuve que ver nuevamente El Cisne Negro, inmediatamente, a razón que el impacto de su primera visión me dejó fuera de muchos elementos cinematográficos que en la segunda visión termino por considerar han estado muy mal utilizados en este film. Es allí donde hago hincapié en toda la parafernaria acción que generó el film previo al ser visto. A veces los resultados finales de nuestra visión difieren de nuestras previsiones, favorable o desfavorablemente el juego de la expectativa y la inducción, terminan cegándonos.