El lado oscuro
Algunos espectadores encuentran especialmente interesantes a las películas que muestran los entretelones de la vida de los artistas entre bambalinas; es por eso que se han hecho muchos filmes ambientados en ese particular mundo que está detrás de los escenarios, entre camarines, pasillos y salas de ensayo. Ese suele ser el ámbito ideal para el desarrollo de apasionantes conflictos humanos; si a esto se agrega el hipercompetitivo ambiente del ballet, una bailarina obsesionada con la perfección, una rival tan ambiciosa como seductora, un director artístico cínico y manipulador, una estrella en el ocaso y una madre dominante, los ingredientes para una mezcla explosiva están servidos. El director Darren Aronofsky maneja hábilmente a los personajes de este drama, a pesar de las flaquezas de un guión demasiado obvio. Se apoya en una destacada tarea de Natalie Portman (poco importa la polémica desatada alrededor de sus verdaderas condiciones como bailarina clásica) y del resto del elenco. Pero cuando la obsesión de la protagonista con las características del personaje que tiene que interpretar la llevan al borde de la locura, el libreto pierde en consistencia lo que gana en ampulosidad y grandilocuencia.
A Aronofsky (recuérdese "El luchador") le interesan los personajes que le ponen literalmente el cuerpo a su pasión; tal el caso de Nina, quien además debe lidiar con una conflictiva relación con su madre (también bailarina, que dejó la profesión para criarla). Las cosas terminan de complicarse cuando la dualidad que la protagonista debe mostrar en escena invade su vida privada, y la llevan a confundir la realidad con las imágenes que se generan en su afiebrada mente.
La película entretiene y los aspectos visuales están muy bien resueltos, con interesantes imágenes logradas por cámaras mezcladas entre los propios bailarines en escena; pero no alcanza la densidad necesaria como para ser algo más que otro filme sobre el mundo del ballet.