La banalidad del mal
Eran personas normales, a pesar de los actos que cometieron. Actos que devuelven la imagen, deforme y brutal, de los años previos a la democracia. Un mundo con servicios en lenta retirada, vicios palpables, y una insana vocación por ocultarlos.
En ese marco de clase media alta de San Isidro a principios de los ´80, el foco está puesto en el funcionamiento de una familia, particular y emblemática. Coordenadas muy precisas para Trapero, que apuesta por primera vez a seguir los lineamientos de una historia basada en hechos reales. Una novedad que enmascara su obsesión de siempre, meterse con las instituciones para analizarlas desde adentro. Y lo hace con las armas habituales, rigor narrativo y planos largos y cuidadosamente coreografiados, hasta llegar a una escena final que no conviene adelantar pero que dará que hablar y quizás genere polémica. Película incómoda de ver y de hacer.
Todo queda en familia, desde la Rotisería devenida dólares mediante en local top de venta de artículos náuticos hasta el negocio real de secuestrar amigos y conocidos. Hay un afán casi didáctico por retratar cada caso, con nombres y fechas, como para que todo quede claro, pero el centro es el melodrama familiar de un hijo que no puede, no sabe o no quiere escapar de la órbita de su padre aunque lo cuestione (es notable el trabajo de Lanzani para encarar un personaje vulnerable y ambiguo). Arquímedes Puccio se mueve bien en su mundo, y Francella se esfuerza por desactivar sus rasgos distintivos y componer a ese personaje antipático y manipulador pero que la vez se muestra amable y comprensivo con los suyos.
El resto de la familia no interviene demasiado pero acompaña cómplice. Sus motivaciones quedan en segundo plano. Más interesante es la exposición de los vínculos de Puccio con militares y con otras bandas de secuestradores que operaban en ese momento, y que le daban la libertad necesaria para actuar de esa manera en apariencia tan temeraria. Ese entramado de complicidades explica en cierta forma una historia que, si no fuera cierta, sería inverosímil. Pero todo es posible cuando todos deciden mirar para otro lado.