"El clan": La casa del horror
En la historia de nuestro país hay crímenes -y criminales- que (lamentablemente) dejaron su huella. Ya sea por la brutalidad de los hechos o la conmoción que causaron, quedaron marcados a fuego en la memoria de la gente. Eso es exactamente lo que pasó con la familia Puccio.
La familia estaba conformada por Arquímides, el padre; Epifanía; la madre, y sus cinco hijos: Alejandro, Silvia, Daniel, Guillermo y Adriana. Todos vivían en pleno centro de San Isidro, en una casa de dos pisos en donde abajo funcionaba el negocio "Hobby Wind", propiedad de Alejandro, que vendía artículos de windsurf y esquí. Arquímides junto con un par de cómplices y la ayuda de Alejandro, y después de Daniel -apodado Maguila-, se dedicaban a secuestran empresarios, cobrar el rescate y asesinarlos. Entre 1982 y 1985 sus víctimas fueron Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet, Emilio Naum y Nélida Bollini de Prado, quien se salvó de tener el mismo destino trágico que los anteriores gracias a que sus familiares hicieron la denuncia a la policía y lograron atraparlos. Tanto Arquímides como Alejandro fueron condenados a reclusión perpetua pero jamás admitieron ser los autores de los secuestros y asesinatos. El Clan (2015), la nueva película de Pablo Trapero, se encarga de contar su historia.
El film comienza en los primeros años de la década del ochenta y nos muestra a un Arquímides Puccio (Guillermo Francella) vinculado a las esferas del poder militar del momento. Es un hombre callado, pensativo, atento a todo lo que pasa a su alrededor. A la par conocemos a Alejandro (Peter Lanzani), el hijo mayor, jugador de rugby del CASI y de Los Pumas. "Alex", como lo llaman, tiene un futuro promisorio. Detrás de esta numerosa e ideal familia se esconde un oscuro secreto del que todos los miembros, en mayor o menor medida, son cómplices.
Pablo Trapero no sólo se dedica a dirigir este largometraje sino que también es el encargado del guión. El mismo realizador declaró que siempre tuvo ganas de llevar a la pantalla grande la historia y se encargó de investigar mucho sobre el tema cuando tuvo luz verde para hacerla. El director de Carancho (2009) hace un gran trabajo recreando la época y las locaciones, teniendo en cuenta que es algo tan conocido para los argentinos. Extraña un poco sí la elección que hace de algunas canciones extranjeras para musicalizar, porque si bien eran de la época despegan bastante al espectador de un film tan "nacional". Otro punto es todo el contexto político que presenta y que amaga con explorar pero no lo hace. Un punto extremadamente interesante de la historia también era tratar de explicar cómo llegó esta familia a vivir rutinariamente todos los días teniendo a un secuestrado en su sótano, pero nunca va por ese lado (o se intenta dar una explicación) en la historia. Hubiese sido extremadamente rico. Sí se centra en la supuesta relación tensa entre padre e hijo mayor. Y hablando de las actuaciones, mucho se hablará de la de Francella y su representación de Puccio como un hombre siniestro y frío, pero el actor casi bordea la caricatura y todo el tiempo da la sensación que se va a ir de eje. No es, para nada, su mejor papel dramático. No logra transmitir en su plenitud a este ser tan complejo e increíble. Lanzani, en su debut en la pantalla grande, sorprende bastante y esta a la altura de lo que se esperaba. Cumple con creces.
Se escapa una gran oportunidad para contar una de las historias policiales más intrigantes, tristes y dolorosas que vivió este país. Vale la pena el intento, esperemos que la próxima vez mejore.