Viejitos piolas
Parafraseando al desgraciado ”club de los 27”, el siempre interesante Sergio "Cucho" Costantino presenta El club de los 50 (2017), una suerte de retrato coral sobre un grupo de consagrados músicos nacionales, que sin ser mediáticos, forman una suerte de dream team dentro del rock vernáculo local.
Las historias de vida de Willy Crook, Claudia Puyó, Gustavo “El Vasco” Bazterrica, Ica Novo, Tito Losavio y Cuino Scornik, hombres y mujeres ligados a las grandes ligas del rock argentino, integrantes de las más célebres bandas o acompañantes de otros grandes artistas, conforman este collage rockumental que funciona como el lado b de una generación musical plagada de nombres como los de Luis Alberto Spinetta, Charly García o Andrés Calamaro, por citar solo algunos. Ellos no son las caras más populares del rock pero sin ellos, los que sí lo son, tal vez no habrían llegado a ser lo que son.
Sergio "Cucho" Costantino, con un estilo personal y definido ligado a búsquedas que combinan el cine con la música, construye un documental de estructura coral con historias separadas que confluyen en un punto en común, tanto para los artistas como para el propio director. Cada uno de estos pequeños retratos servirá para abordar temas que también hacen a la música como las descargas ilegales, las presiones de las compañías, el paso del tiempo, la permanencia y el reinventarse, la música como medio de supervivencia y un sinfín de tópicos más que cada uno de los elegidos expondrá con una honestidad brutal.
En El club de los 50 Costantino recurre al recurso de la entrevista pero, y ahí es donde se vuelve más atractivo, las intercala con zapadas exclusivas y otras utilizadas en conciertos poco difundidos, todo virado al blanco y negro (hay mucho de la estética del comic) y superponiendo imágenes reales con animadas. Estos elementos le imprimen una estética rocker, moderna pero a la vez retro ausente en este tipo de films.
Los rockumentales muchas veces resultan interesantes por sus historias pero desde lo visual hay una clara ausencia de rock. A lo largo de su carrera Costantino supo demostrar con películas como Buen día día (2010), Imágenes paganas (2013) o la más folclórica Familia Cantora (2015) que puede combinar forma y contenido con buenos resultados. El club de los 50 es un muy buen ejemplo más.