Tu lucha es mi lucha
Para ponerse a tono con la inminente entrega de premios de la Academia de Hollywood -a desarrollarse la semana próxima- llega a nuestra cartelera una de las películas “oscarizables” que se hizo esperar bastante en las salas locales: Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club, 2013).
No es un dato menor la fecha en que se ha elegido poner en cartelera esta película, en especial si tomamos en consideración todos los premios que ha ido acumulando (un Golden Globe y dos SAG Awards entre muchos otros) y las múltiples nominaciones al Oscar por mejor película, mejor actor y actor de reparto, mejor edición, mejor guión original y mejor maquillaje.
La película -basada en hechos reales- cuenta la historia de Ron Woodroof, un texano de ley quien descubre accidentalmente que ha contraído el virus del HIV en la Dallas de 1985, época en que apenas se empezaba a conocer la gravedad de la enfermedad que se volvería una epidemia y todos los prejuicios y preconceptos que generaba desde el punto de vista social alrededor de quien la sufriera. Se puede decir que Matthew McConaughey da literalmente todo de sí para interpretar a Ron Woodroof, bajando varios kilos para lograr un Physique du rol que haga honor al estado de su personaje y aprovechando ese acento sureño natural que posee, del cual siempre logra sacar provecho. Lo mismo sucede con Rayon, el personaje interpretado por un irreconocible Jared Leto que será una suerte de socio de Woodroof a través de las desventuras que plantea el relato.
Si bien estamos ante un film cuya fuerza reside en las performances de McConaughey y Leto -acompañados por una correcta Jennifer Garner- es preciso también destacar la forma en que el director Jean-Marc Vallée (La Joven Victoria, 2009) construye una estructura narrativa que irá desarrollando en forma cronológica la historia, al mismo tiempo que se vale de pequeños flashbacks que sin ser más que un puñado de imágenes se vuelven sumamente efectivas en pos de sintetizar con riqueza aquello que se cuenta. Vale reconocer también el mérito de un director que se anima a mostrar cómo reaccionaron distintas partes de la sociedad norteamericana ante el surgimiento de la enfermedad que se volvería uno de los estigmas de la sociedad moderna.
Por momentos dramática, por momentos incómoda, por momentos cómica e incluso a veces con cierto aire documentalista en clave Michael Moore (Sicko, 2007) por la forma en que Woodroof tuerce las leyes e intenta pelear contra el negociado entre el gobierno y las empresas farmacéuticas que privilegian las ganancias por sobre el valor de la vida humana, Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados es una gran candidata a ganar el Oscar a mejor película; lástima que trata sobre un tema tal vez demasiado ríspido para el gusto de la Academia…y encima compite entre otras contra una película sobre la época de la esclavitud en el siglo XIX en Estados Unidos -12 años de esclavitud- temática políticamente correcta y siempre vista con buenos ojos al momento de las premiaciones. Esperemos estar equivocados.