Hace rato que venimos escuchando sobre esta película, que ya cosechó decenas de premios en todo el mundo, principalmente por sus actuaciones.
Se trata de la historia real de Ron Woodroof, un hombre que es diagnosticado con VIH en 1986, durante los primeros años de la pandemia en Estados Unidos. Como consecuencia inmediata, queda aislado de su círculo social donde imperan la homofobia e ignorancia sobre la enfermedad, y debe enfrentarse solo a su nueva condición.
Con una expectativa de 30 días de vida según los médicos locales, recurre a drogas experimentales facilitadas a través del hospital, y a sus habituales vicios. Al borde de la muerte, comienza a descubrir tratamientos alternativos y decide enfrentarse a las regulaciones sobre medicamentos vigente en Estados unidos.
La lucha del protagonista es tanto contra su enfermedad, como contra sus propios prejuicios, y contra un sistema de salud deficiente y lucrativo. Sin golpes bajos y con mucho tacto, a la vez que realismo, la película nos conduce a través de los avatares de este hombre iletrado, que de a poco se supera a sí mismo en pos de mejorar su calidad de vida, y casi sin querelo, la de los que lo rodean.
Fueron muchos los años que el proyecto para llevar a la pantalla grande “Dallas Buyers Club” tuvo que esperar encajonado hasta que finalmente consiguiera financiación, y las opciones del casting fueron variando hasta caer en el más grande de los aciertos. Matthew McConaughey interpreta el mejor papel de su carrera, dando vida a este sureño demacrado que no se da por vencido, a la vez que Jared Leto brilla con una fuerza increíble en el papel secundario de Rayon, un transexual que se une a la cruzada de Ron.
Si bien no es el típico film que veríamos premiado en los Oscar, cuenta con seis nominaciones al premio de la Academia, y es muy probable (y justo) que se lleve por lo menos tres.