Historia sólida y acciones bien filmadas para solaz de los degustadores del género
Por suerte todavia quedan, o siguen asomando, realizadores del genero de acción que entienden y aplican los códigos correspondientes con precisión y, de vez en cuando, con algo de ingenio.
“El código del miedo” arranca con lenguaje cinematográfico puro y perfectamente codificable por parte del espectador. El mismo tipo de plano y movimiento de cámara conecta a Mei (Catherine Chan), una niña en Shangai, con Luke (Jason Statham), un hombre en Nueva York. Ella es un prodigio con las matemáticas y las fórmulas (ademas de una memoria extraordinaria), él es un ex boxeador con un pasado incierto y un presente en el cual tiene problemas con la corrupta policía newyorequina, por una pelea que les hizo perder mucho dinero en apuestas. ¿Cómo se conecta todo, involcurando también a la mafia china y la rusa? Eso es lo que el espectador va a poder transitar en esta muy buena muestra de cine de acción.
Boaz Yakin, con más trabajos de guionista que de director (todos de regular para abajo), puede que haya encontrado su norte si continúa por esta vía, ello por varias razones. El fluido manejo de los tiempos cinematográficos en el montaje paralelo, un buen equipo técnico que demuestra solidez e importante mesura para no caer demasiado en los estereotipos y darse el lugar para ofrecer una mayor riqueza en los personajes.
Una de las claves para logar una buena realización es saber seleccionar actrices y actores para cibrir tanto los personajes protagónicos como los secundarios y los circunstanciales. Saber elegir para integrar un reparto siguiendo las pautas emergentes de las determinadas características en el perfil de cada personaje resulta muy funcional a la historia que se quiere narrar, por ende se transforman más fácilemente en buenos actores. Schwarzenegger hubiera hecho un verdadero papelón como protagonista de “El padrino” (1972), lo mismo que le hubiera pasado a Marlon Brando interpretando a un robot del futuro en “Terminator” (1984). Cada cosa en su lugar. Muchas veces encontrarla ajustada al requerimiento del proyecto puede ser clave para jerarquizar el producto una vez elaborado.
Jason Statham está varios escalones arriba como el actor que en este siglo representa el máximo exponente de las películas de piñas y tiros, además de tener muchos más recursos que sus predecesores de las décadas del ‘80 y el ‘90.
“El código del miedo” es de esas producciones a las que uno que guste del género puede ir confiado. Encontrará una historia sólida, aunque no totalmente original, acción bien filmada, y un verosímil que nunca se traiciona.