Cuando el cine y la música se fusionan, muchas veces lo que acontece es un momento de armonía, de disfrute, de goce. Y por eso, El Concierto es el estreno de la semana.
Cuando el cine y la música se fusionan, muchas veces lo que acontece es un momento de armonía, de disfrute, de goce. Y “El Concierto”, en términos generales, es esos filmes que alimentan en alma a nivel musical pero que a nivel cinematográfico no es muy destacable, pero que igualmente abren caminos, dejan mensajes y entretienen, y eso a fin de cuentas también es relevante.
Siempre existe esa gran discusión sobre qué es cine y qué deja de serlo, una zanja que se cruza sin desmedro y que en muchas ocasiones no es necesario trazar, porque el mundo, las artes, los espectadores y los directores tienen ese mix complejo de la no perfección para los ojos de los otros y que tan bien nos hace a todos esa riqueza oculta detrás de lo imperfecto.
“El Concierto” está en éste camino pero se deja ser y fluye. Muchos podrán tildar el filme de poco distintivo o más de lo mismo pero se deja translucir un destello de armonía que muchas veces no se contempla en otras películas.
Dirigida por el rumano Radu Mih?ileanu y protagonizada por Mélanie Laurent, AlekseyGuskov y Dmitri Nazarov, con una nominación a los Golden Globe a mejor película extranjera, este filme cuenta la historia de Andrey Filipov, director reconocido de la orquesta de Bolshoi que hace 30 años fue despedido por contratar músicos judíos. Ahora solo limpia la sala de ensayo de la sinfonía actual pero los recuerdos que impidieron su éxito no lo dejan en paz. Un día cualquiera en su aburrida rutina, intercepta la invitación oficial del Teatro Châtelet para la orquesta Bolshoi y a partir de ahí, una loca travesura rondará en su cabeza: reunir a su vieja orquesta (a pesar de falta de instrumentos y problemas de dinero y alcohol) para presentarse en París y completar su concierto interrumpido. Pero detrás del intento por recomponer su vida y la de los suyos, contratará a una joven violinista (Laurent) está unidos a ellos más allá de lo que ella cree, y que Filipov (Guskov) le permitirá también, de esta manera, componer su pasado.
Es una historia simple, con un transfondo histórico importante que permite una articulación interesante para unir la tercer pata de la narración: la música. Todo un deleite en las escenas plenamente musicales, la banda sonora compuesta por Armand Amar con un tema escrito por el director Mih?ileanu hace poner la piel de gallina, y una reproducción impecable del “Concierto para violín en re mayor” de Tchaikovsky que nos deja maravillados.
La actuación de Mélanie Laurent en el escenario es muy apropiada y se luce muy bien, gracias a dos meses de alto entrenamiento con el violín junto a Sarah Mentanu de la Orquesta Nacional de Francia .Para quienes les resulte conocida pues Laurent es la protagonista femenina del gran filme de Quentin Tarantino: InglouriosBasterds en el papel de Shosanna.
Mientras que Gustov y Dmitri Nazarov (como el amigo Sasha) hacen una dupla redonda, donde cada uno con sus personalidades logran momentos muy consolidados. Realmente, es un filme entretenido, con escenas muy cómicas que no deja de tocar temas sociales delicados aún no resueltos en los países del este tras los cambios políticos que vivieron en los últimos 30 años.
Como buena defensora del material independiente y de los filmes europeos de poca distribución, “El Concierto” me parece muy recomendable para ver en familia, divertirse y comprender un poco más de las cosas que suceden lejos de nuestras casas, donde los sueños son muy parecidos y donde las distancias logran acortarse con solo mirar un filme.