Todo comenzó con una llamada telefónica.
El 31 de agosto de 1977 Margareth Hogson se comunicó con la policía de Enfield, un municipio al norte de Londres, para denunciar que los muebles de su casa se movían solos.
Cuando este curioso hecho se filtró en los medios de comunicación, periodistas del Daily Mirror y el Daily Mail enseguida se acercaron a la familia, con el objetivo de conocer las experiencias paranormales que vivían en ese lugar una madre soltera y sus cuatro hijos.
En poco tiempo la historia de la casa embrujada de Enfield se convirtió en un fenómeno mediático en Gran Bretaña que acaparó la atención de los ingleses hasta 1979.
Durante dos años el caso fue objeto de debates en la televisión y en las instituciones dedicadas a la parapsicología.
La vivienda de la calle Green Street representó en Inglaterra el mismo fenómeno que generó en 1976 la casa embrujada de Amityville en Nueva York.
Un tema apasionante que hasta la fecha sigue siendo un misterio. En su momento hubo investigadores que calificaron a estos hechos como un engaño mediático organizado por unos chicos y otros, como el matrimonio Warren, asociaron el caso con una posesión demoníaca.
El año pasado se estrenó en la televisión inglesa una excelente miniserie protagonizada por Timothy Spall, The Enfield Haunting, que sigue de cerca la experiencia vivida por la familia Hogson.
En El conjuro 2, el director James Wan narró esta historia desde la perspectiva de Ed y Lorraine Warren con la particularidad que el guión presenta numerosas licencias artísticas.
La primera mitad del film sigue de cerca el caso real y luego la trama se mete de lleno en el terreno fantástico. Wan en esta oportunidad incorporó elementos del folclore inglés como la historia del Hombre Torcido.
Un personaje aterrador de una macabra canción infantil que tranquilamente podría tener su propia película.
La verdad es que el Hombre Torcido no tiene nada que ver con los hechos de la casa embrujada de Einfield pero el director lo utilizó para brindar momentos maravillosos.
En definitiva no importa tanto si la trama se aleja del caso real, ya que la experiencia que brinda esta película es lo que va a quedar en tu mente a la salida del cine.
Después de tantas decepciones que vimos en el último tiempo, El conjuro 2 ofrece un intenso relato de horror que le hace justicia a un género tan vapuleado.
No es una obra maestra ni el director inventó nada nuevo, es más, creo que la primera entrega fue superior.
Sin embargo, al compararla con las últimas producciones que llegaron a la cartelera dentro de esta temática, la labor de James Wan está en otro nivel y brinda una digna secuela.
Al comienzo del film el director establece una correcta conexión de esta historia con el caso de Amityville. Esos primeros minutos que tienen lugar en la famosa casa de Nueva York son muchos más efectivos que las últimas películas que se hicieron con esa franquicia.
El dominio que presenta Wan de la tensión y las atmósferas de suspenso es fascinante y logra cautivar por completo al espectador con el cuento que narra.
En esta película en particular, el director evoca el trabajo de William Friedkin en El exorcista a través de la fotografía y el modo en que abordó las escenas más aterradoras.
El detalle que hace especial a esta continuación de El conjuro es que la trama presenta personajes bien desarrollados que despiertan interés por las situaciones que viven.
Más allá de las efectivas escenas de susto, detrás del conflicto hay un gran drama familiar que está sostenido por la excelente labor de todo el reparto.
Al igual que la entrega anterior el casting de chicos que hicieron para esta producción es excelente y ofrecen muy buenas interpretaciones.
La película no es buena por casualidad, sino que hay un conjunto de elementos que permitieron brindar un gran espectáculo.
Es decir, un director que demuestra un dominio del género, un elenco con artistas talentosos y un guión atrapante que ofrece un cuento interesante.
Si buscaban una historia de terror decente El conjuro 2 es una película ideal para disfrutar en el cine.