Los Warren siguen luchando contra demonios, ya sea como consultores de la Iglesia o como particulares. Esta vez es la propia Iglesia quien les pide que chequeen un nuevo caso paranormal, para ver si es verídico o un fraude. De a poco, los Warren irán adentrándose en un nuevo hecho paranormal, pero una premonición que tuvo Lorraine (Vera Farmiga) así como la supuesta farsa que es este caso, pondrán la fe de ambos en dudas.
Estamos ante la secuela directa de El Conjuro, quizás una de las mejores películas de terror de los últimos años, y que mostró que el género no estaba muriendo sino que sólo unos pocos directores saben encontrarle una vuelta de tuerca (ya sea desde el apartado técnico, o de la historia) para revitalizarlo. Y con alegría puedo decir que James Wan sigue en su mejor forma.
En este nuevo caso, los Warren no son los mismos personajes que conocimos anteriormente, y no sólo nos damos cuenta por el paso del tiempo (nuevamente, gran recreación de la época), ambos se dejan ver vulnerables, como si a cada exorcismo fueran sufriendo los golpes tantos físicos como mentales que van recibiendo.
El mayor defecto que tiene esta película, es que innova muy poco con respecto a la anterior, más allá del virtuosismo de James Wan detrás de cámara, o la ya nombrada merma que se nota en Ed y Lorraine Warren.
La historia es prácticamente la misma que la vista en El Conjuro, con una familia siendo acosada por una entidad que habita en la casa donde ellos se encuentran (aunque esta vez se siente un poco aleatorio el momento en que la fuerza paranormal se hace notar). Los Warren en un principio se muestran reacios a actuar en favor de los damnificados, pero finalmente lo hacen. Lo dicho, nada nuevo bajo el panorama.
Pero donde el film pierde en originalidad, gana en calidad técnica. James Wan vuelve a lucirse con la dirección, jugando con todas las herramientas que tiene como realizador: planos secuencias, travelling, fuera de campo, fuera de cuadro. Prácticamente todo lo que a uno se le ocurra como espectador, James Wan lo implementa. Además, nuevamente evita los sustos a base del “chan”, jugando con el clima sugestivo y creando una tensión constante en el espectador que va a terminar igual de tensionado que en la primera entrega.
A nivel actoral nuevamente el elenco cumple. Vera Farmiga y Patrick Wilson siguen estando sobrios en sus actuaciones y los nuevos personajes cumplen su rol. Algo que también se repite, es que los personajes de los chicos más pequeños son bastante creíbles, cuando por lo general, en estos films, los más niños no logran estar a la altura de los demás.
El Conjuro 2 es una buena y sólida película de horror. Peca de ser básicamente igual a la anterior, pero entre la maestría de James Wan para dirigir, y algunos recursos agregados a la hora de asustar, ponen a El Conjuro 2 como uno de los mejores films de terror del año, compartiendo pedestal con La Bruja. Y los fans tienen motivos para festejar, ya que ambas propuestas son bastante diferentes, y por fin, después de mucho tiempo, se puede elegir con que asustarse.